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El perfil

‘Baccabuloso’ ya hace olvidar a Álvaro Negredo en el Sevilla

La irrupción del atacante colombiano recuerda a la de Baptista en 2003. El Sevilla pagó ocho millones por él y está amortizado ya que lleva 12 goles y 8 asistencias en Liga.

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‘Baccabuloso’ ya hace olvidar a Álvaro Negredo en el Sevilla

Desde 2003 no se veía en el Sevilla una irrupción atacante similar a la de Carlos Bacca (Puerto Colombia, Colombia, 1986), llegado el pasado verano al equipo hispalense a cambio de ocho millones de euros. Aquel año sorprendió Julio Baptista, que metió 25 goles entre Liga y Copa cuando Joaquín Caparrós descubrió que el mediocentro defensivo que le habían traído era mucho mejor llegador que defensor. Otros 25 goles al curso siguiente empujaron al Real Madrid a pagar 24 millones de euros por el brasileño. Ahora, Bacca lleva 12 goles y ocho asistencias en Liga y cinco tantos y dos pases de gol en Europa League. Se ha erigido como el 9 titular del Sevilla, por delante incluso de un Kevin Gameiro que llegó en verano con mucho más nombre y con el pedigrí del PSG pero que, a pesar de que sus registros no están siendo malos, no aporta en el campo tanto como el colombiano.

Explosión tardía. La tardía irrupción de Bacca se explica por su historia personal. De cobrar los tickets en un autobús en su Puerto Colombia natal pasó a jugar en el Júnior donde, como él mismo reconoce, se “desvió” del camino. Tras temporadas de titubeos con lo extradeportivo, decidió centrarse en ser futbolista y, a través de su profunda fe en Dios y su familia, se convirtió en una figura de su país, lo que hizo que el Brujas se hiciera con sus servicios. Un año y medio en Bélgica bastó para que Monchi apostara claramente por él, sin importarle el no contar con fichas libres de extracomunitarios en la plantilla en ese momento. Bacca era uno de los elegidos para cubrir la honda ausencia de Negredo en Nervión.

Con su especial forma de ser, Bacca se ha metido en el bolsillo a todo el sevillismo. En el Sánchez Pizjuán se le ve como el heredero de Luis Fabiano, en cuya casa, por cierto, vive el colombiano. Está en Montequinto, a las afueras de la ciudad. Una casa en la que Luis Fabiano hizo instalar un escudo del Sevilla en el suelo de la piscina, de la que Bacca no para de subir fotos a las redes sociales junto a su familia. Baccabuloso le han llegado ya a bautizar por Nervión, donde sus movimientos recuerdan, y mucho, al ariete brasileño.

Felicidad. Bacca es feliz en Sevilla. Afirma haber llegado a su madurez futbolística y en el vestuario es uno de los más queridos. Ni la de por sí egoísta naturaleza de los delanteros lo llevó a una competencia insana con Gameiro. Todo lo contrario. Bacca siempre ha abogado por jugar en el césped junto al punta francés.

Ahora se le abre el horizonte del Mundial. Con la lesión de Falcao, incluso puede pelearle la titularidad a Jackson Martínez, contra el que por cierto deberá disputar una eliminatoria a cara de perro en los cuartos de final de la Europa League. El Oporto-Sevilla tendrá sabor a café colombiano, aunque para los sevillistas Bacca es samba. La de Baptista y Luis Fabiano, cuyas estelas persigue y está dispuesto a superar mientras se pone en el escaparate durante partidazos como el de hoy ante el Madrid, al que por cierto marcó ya un gol en el 7-3 del Bernabéu.

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