El oxígeno se va a cotizar muy caro esta mañana en El Sadar

Dijo Monchi el viernes desde Londres, su nueva residencia provisional, que Emery y él se habían dado la enhorabuena por teléfono en 30 segundos después de la gesta del Villamarín y que el resto de la conversación sólo había girado alrededor de un asunto: Osasuna. Así está el Sevilla, entusiasmado ante este guiño que le ha hecho el destino pese a estar aún a ocho puntos de la cuarta plaza. Todo eso que da ganar al Betis y bajar tranquilo a por el pan.

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Pero el Sevilla está cansado y si esta mañana quiere ganar, va a tener que bajarse al barro. “La gente tiene que estar con nosotros”, pidió Arribas (central seguido por el Sevilla, por cierto). Osasuna, que hace tan poco como su 3-0 al Atlético se intuía casi fuera de peligro, está en zona roja.

Javi Gracia, entrenador que puso en pie a los rojillos a mitad de temporada, no ha perdido el pulso de su equipo, pero ahora se ve exigido a un esfuerzo más. El técnico no se ha andado con rodeos en la previa: “Nos jugamos la vida”. Recurre al corazón porque tampoco le sobran los recursos. Tal vez, el olfato de Oriol Riera, algún slalom de Roberto Torres y los zurdazos de un viejo conocido en Nervión: Armenteros.

Emery se queja con razón del descanso. Apenas ha tenido 60 horas, excesos de la fiesta post-derbi incluidos. Recupera a Iborra (su presencia y la de Mbia equilibran al equipo) y está obligado a rotar pero podría mantenerse firme en su columna vertebral: Fazio, Rakitic y Bacca.

Los niveles de intensidad rojillos se presumen altísimos. Habrá decibelios y pasión de sobra en El Sadar. Lo que no está tan claro es que haya oxígeno para los dos: anímico para Osasuna, físico para el Sevilla. A medio camino de sus objetivos, la matinal promete en Pamplona.