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Arbeloa: oportunidad para rehabilitarse ante Del Bosque

Un derbi para rehabilitarse a ojos del seleccionador en la pugna Juanfran-Azpilicueta-Arbeloa por ocupar los dos puestos de dos de la Selección en el Mundial.

VUELVE EL ONCE. Arbeloa no jugó contra Schalke y será titular hoy.
AFP
Carlos Forjanes
Nació en Madrid en 1982. Desempeña desde 2007 en AS las funciones de redactor primero en la sección de Fútbol y poco después en la del Real Madrid. En ella ha cubierto, entre otros torneos, tres finales de la Champions League. También forma parte del programa ‘Tres de Descuento’ en el Twitch de AS y presenta el espacio ‘Fútbol Sapiens’ en AStv.
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La rotación en el lateral derecho blanco que está realizando Ancelotti permitirá ver de nuevo en el derbi a Álvaro Arbeloa como titular. Un partido de alto voltaje en el que el 17 blanco es protagonista por sus piques con el rojiblanco Diego Costa en la pasada eliminatoria de Copa y su ausencia en una lista de España por decisión de Del Bosque por primera vez desde agosto de 2008.

Un derbi, pues, para rehabilitarse a ojos del seleccionador en la pugna Juanfran-Azpilicueta-Arbeloa por ocupar los dos puestos de dos de la Selección en el Mundial.

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Porque Arbeloa empieza a estar presionado. Desde que llegó en 2009 no había tenido competencia con un lateral derecho natural (por ahí pasaron con Mourinho ‘reconvertidos’ como Lass, Varane, Altintop, Essien, Albiol...) y ahora tiene a Carvajal, titular el pasado miércoles en el 1-6 al Schalke de Champions. De hecho, Arbeloa suma más minutos hasta el momento (lleva 2.182’) que Carvajal (2.067’) porque ha tenido que ser el lateral izquierdo por las ausencias de Marcelo, por descanso, y Coentrao, que prosigue su año para olvidar. Arbeloa tiró de oficio para cumplir sin mácula su papel como tres blanco contra el Elche (3-0) y la vuelta de Copa en el Calderón (0-2) durante febrero.

Ahora será titular por tercera vez en estos tres derbis tan cercanos en el calendario. Lo fue también en el de ida, el pasado 6 de febrero. Un día en el que su pique con Diego Costa, con pisotones sin balón de por medio, le situó como epicentro de un partido donde abundaron las acciones extradeportivas. En el partido de vuelta, en el Calderón, los cánticos del estadio rojiblanco contra él fueron recurrentes pero se le vio más tranquilo sin su némesis, Diego Costa, que estaba sancionado.

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