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Barcelona

Barcelona, el club del suicidio

Cuando parecía que todo estaba controlado en el equipo azulgrana, va Tata Martino y se contagia de esa manía tan culé de dispararse en un pie en el partido contra la Real.

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Barcelona, el club del suicidio
AStv

No tocar lo que funciona. A Martino le costó hacerse con las riendas de la cuadriga barcelonista. Que si debates de estilo, que si debates de posesión, que si el portero saca en largo... todo ello pareció apaciguarse definitivamente el martes pasado en el Etihad Stadium ante el City. Todo apuntaba a que Martino había dado con la clave. Tenían que jugar los pequeños, el pentágono o como diantres quieran llamar a la asociación de Busquets, Cesc, Xavi, Iniesta y Messi como demostraba un triunfo en Champions que recordaba tiempos no muy lejanos. Ante este paisaje, el Tata se disparó en el pie y cambió a medio equipo ante la Real cuando se jugaba la Liga teniendo semana limpia por delante y al Almería como próximo rival en casa. Ante la duda, Martino mancilló una de las leyes básicas del fútbol: “No toques lo que funciona”. Puede que hoy sea el día en el que podamos decir que Martino, finalmente se ha adaptado al Barça. Ya es tan suicida como la institución que le acoge.

Peaje en el vestuario. El suicidio táctico de Martino en Anoeta ha sacudido el vestuario. Cuando en la charla táctica los jugadores fueron informados de la alineación, no daban crédito a lo que oían. La nula capacidad de respuesta desde el banquillo (Martino, primero y Pautasso, luego) empeoraron la cosa. Si nunca se fiaron mucho los jugadores de los colaboradores del nuevo técnico, a partir de ayer, les separa un abismo.

Algo pasa con Xavi. El mejor ejemplo de la desconfianza es la gestión sobre los minutos de Xavi Hernández, quien en Anoeta harto de calentar decidió por su cuenta y riesgo regresar al banquillo mientras Pautasso ni le miraba mientras él se ejercitaba en la banda y en el campo el equipo le echaba de menos. Si a eso le unimos que el de Terrassa siempre es el primer sacrificado en los cambios cuando las cosas se tuercen, tendremos algunas de las claves de lo que pasa.

Prisa con Neymar. A la dirección técnica del Barça le ha podido la prisa mediática. Un tornado extradeportivo sacudía a Neymar y en vez de protegerle, le han expuesto a la galerna. Sorprende la decisión de darle la titularidad al brasileño en un partido tan determinante cuando todos los focos están sobre él y no está al cien por cien. Se extremó la paciencia para los regresos de Alba, Puyol, Messi, Iniesta o Adriano, pero con Neymar todo han sido urgencias..

Confianza mal pagada. No todo es culpa de Martino, ni mucho menos. Al Tata le está pasando factura la confianza depositada en la plantilla, que no le ha respondido como él se merecía. Nada más llegar, Martino hizo el gesto de confiar en los que estaban y no fichó a nadie ni en verano ni en invierno cuando ya no quedaba nadie en el mundo que ignorara que al Barça le falta, por lo menos, un defensa central. Martino hizo el gesto hacia la plantilla que recibió de no traer a nadie y éstos no le han respuesto con la misma moneda. Ahora es tarde para sacar el látigo.

La paradoja Messi. Messi es el elemento diferencial de este equipo y parece sobradamente probado que cuando Leo juega mejor es cuando se asocia con Iniesta y Xavi. Si no puede asociarse con ellos se da la paradoja de que sus números no se resienten (saca la versión solista y tan contento) pero sí que afecta a los del equipo. El mejor ejemplo es el del partido de Anoeta. Messi, que se pasó el partido desconectado del juego y caminando perdido por el césped, necesitó un único balón para marcar un gol que le pone en la historia del fútbol español. Supera a Raúl como tercer máximo anotador de la competición y encadena cinco jornadas seguidas convirtiendo. Con estos guarismos, todo debería ir bien. Pues no. Todo lo contrario.

Falta de liderazgo. Es sintomático que tras la ducha de agua fría recibida en San Sebastián, el Barcelona mantenga el plan previsto de antemano de no volver a entrenarse hasta el martes por la tarde (y para entonces, sin rueda de prensa). Lejos quedan épocas en las que tras los tropiezos se cambiaban planes de entrenamiento y las vacas sagradas del vestuario salían a dar la cara en las situaciones más complicadas. Hace tiempo que los referentes de este equipo han dimitido por diversos motivos. Valdés se irá a final de temporada; Puyol juega un partido de cada cuatro; Xavi lleva un mosqueo importante; Iniesta está harto de salir siempre y Messi sólo acude a actos publicitarios. Faltan líderes en el vestuario.

Suicidios ejemplares. No se puede culpar a Martino de no seguir la tradición del club. De hecho, desde que ha llegado se ha visto rodeado de suicidios ejemplares. Empezando por el del presidente que le contrató, que en tres días pasó de desafiar al mundo pidiendo que le imputaran a dimitir, tomar las de Villadiego y ya nunca se supo de él más allá de una foto en el Vell Sarrià celebrando la victoria en el Etihad.

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