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VILLARREAL 0 - CELTA 2

El Celta gana entre el caos

Los goles de Orellana y Nolito decidieron un choque marcado por el lanzamiento de un bote de humo que obligó a desalojar El Madrigal.

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El Celta gana entre el caos
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El Villarreal-Celta se tuvo que detener durante veinticinco minutos, cuando faltaban tan solo tres para su conclusión, tras haber caído sobre el césped un bote, supuestamente, con gas lacrimógeno. Jugadores y afición, casi sin poder abrir los ojos, tuvieron que abandonar el campo alarmados por el humo. Al final, el encuentro se reanudó con la concentración general evaporada y con un nuevo sobresalto en el resultado que hasta entonces campeaba (0-1). Todo ante un estadio ya prácticamente vacío. Al tanto de cabeza de Orellana en el 83’ se unió el de Nolito de falta directa en forma de sentencia. Ambos goleadores habían castigado al Villarreal, fallón de cara a puerta, a la vez que daban media vida al Celta. El pozo para los de Luis Enrique ya está más lejos.

El Villarreal no mereció tanto castigo. Fue acreedor a una mejor suerte. Sobre todo en el primer tiempo. Porque puso el riesgo y las ocasiones. El Celta estuvo bien plantado. Sin más. Pero aplicó en ese intervalo con irregular fortuna su nueva presión alta. Intentó asfixiar en todos los rincones como hizo hace bien poco contra el Athletic, hasta que el balón llegó a los pies de Bruno y su estrategia saltó en mil pedazos. El talento del capitán no deja de regalar nuevas artes. Él puso el ritmo. Suyos fueron los mejores pases. Y también de él fue la culpa de la insistencia de su equipo para intentar doblegar a Yoel.

La primera ocasión, cómo no, fue de Bruno. Desde la frontal. Y las siguientes, esta vez de Gio, fueron gracias a dos inteligentes envíos del mediocentro al espacio. Mario tuvo otra en un centrochut. Y de Perbet fueron las mejores. La más clara de todas, una en la que dribló con maestría y empaló sin precisión. Lástima que el francés tenga tanta calidad como falta de mordiente. El Madrigal por fin empujaba, al ver que sin Asenjo, Cani, Aquino y Uche sigue habiendo vida. Lo único que molestó a la grada, aparte de los humos de un loco, fue la mala gestión de las faltas de Fernández Borbalán y tres acciones dentro del área que bien pudieron traer consigo algún penalti.

El Celta sólo había mostrado buenas maneras a esas horas. Y, quizás, en el descanso recordó que todos los de abajo están pinchando y era una buena noche para despegar. Así que reapareció más fino. Con Fontàs de mediocentro, Rafinha se liberó y cuando él entra en juego, el área ya no parece tan lejana. Ya ni se echaba de menos a Charles, el pichichi griposo. Mina se movió con inteligencia, demostrando con su talento que es joven pero hambriento. Un disparo suyo silbó el poste. Como otro posterior de Álex López. El partido se ponía de cara. Para colmo, los cambios mejoraron a los titulares.

El Villarreal no se dejó impresionar así que no dejó de apretar. Y de qué manera. Moi pudo marcar tras otro regalo de Bruno. Y Pina hizo lo propio con un zurdazo. El Submarino llegó a marcar pero el gol fue anulado con acierto. Siguió dominando hasta que Perbet fue habilitado por el canterano Nahuel para desaprovechar otra bala. El Celta estaba a merced hasta que dos faltas le catapultaron. La primera, sacada por Álex López, sirvió para que Orellana, 1,68 siendo generosos, se colase en la melé para matar a su rival. La segunda, ejecutada por Nolito, era la puntilla. Aprovechando la coyuntura, podría decirse que el Celta bajó los ‘humos’ al Villarreal.