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Adiós a Luis Aragonés

Aragonés: “Cogí una Selección y me marché dejando un equipo”

Extracto de la última entrevista concecida por Luis Aragonés. Fue el pasado mes de diciembre a nuestro compañero José Miguélez en ‘Voz Pópuli’.

Actualizado a
Luis Aragonés.

¿Se puede decir que Luis Aragonés ya es pasado?

—Sí. No cabe duda. Es muy difícil que yo entrene. Entonces, sí, se puede hablar de que Luis Aragonés es pasado.

—¿Se retira o le retiran?

—Me retira la edad. Y no me ha costado mucho decidirme. Antes de retirarme, cuando salí de Turquía, ya sabía que iba a ser difícil seguir en esto. Y hoy sé que es definitivo. Son muchas circunstancias. La edad, dónde puedes entrenar, cómo puedes entrenar…

—¿Quién ha sido Luis?

—Un buen jugador y un buen entrenador. Poco más. No tengo un elevado concepto de mí mismo. Simplemente creo que he hecho las cosas como debía. Con errores y aciertos, pero nada más.

—¿Y a qué se va a dedicar a partir de ahora?

—A ser jubilado. Una jubilación normal de un señor de 75 años. Tengo algunas cosillas, que muevo y hago. Y ya el fútbol, pues un poco menos. Y a visitar los domingos el Calderón. No estoy yendo mucho al fútbol. Lo veo por televisión. Un poco por pereza.

—¿Se ve como presidente de honor del Atlético?

—No me veo. Los dueños actuales del Atlético no le dan una gran relevancia a Luis. Si no, hubieran tratado de acercarse más. Pero no es así.

—¿Por qué todos los exjugadores, salvo Arteche, han sido tan complacientes con esos dueños? ¿No es una irresponsabilidad de los símbolos no implicarse en velar por el club?

—Eso va con la forma de ser cada jugador. Mi forma de ser no es buscar nada. (...) En ningún equipo. Me llevo bien con todos. Hay jugadores que dicen más cosas. No me parece importante. Escudero, Collar, toda esa gente, han sido como yo. No han dicho muchas cosas.

—¿Deja algo por hacer en el fútbol?

—Yo le debo todo al fútbol. Pero el fútbol me debe algunas cosas, porque me he dejado la vida. Por ejemplo, me gustaría ver al Atlético campeón de Europa. Esa espina de no haber ganado una final de la Copa de Europa siendo mucho mejor sigue ahí.

—En cambio, se lleva para siempre el éxito de la Selección. Aunque en realidad se lo debe a Koeman. Si no llega a ser por él, España sigue a estas horas con Albelda.

—Bueno, nunca se sabe. Sí que el hecho de que Albelda dejara de jugar fue importante para que ya no le llamara. Fue lo que le retiró de la Selección. También a Cañizares. Pero ya antes habíamos empezado a probar otra otras cosas.

—Ya, pero nada más acabar el Mundial de Alemania, usted zanjó las pruebas: nunca más sin Albelda.

—Es que Albelda era importante porque mantenía defensivamente al equipo con un orden táctico importante. Y luego ya lo que buscamos posteriormente era otra cosa. (...)

—Dice que Raúl no encajó que usted le dijera que otros rendían más que él. ¿En qué notó que no lo encajó?

—Bueno, es normal que no lo acepte. Yo no he hablado nada de eso con Raúl. Lo habrá aceptado o no. Él incluso me llamó para hacer una rueda de prensa conjunta, pensando que podría sacar algo. Pero la decisión tomada era difícil de cambiar, no consiguió nada. Porque en ese momento Villa y Torres rendían mucho más que él.

—¿Sospechó su mano tras la campaña de acoso y derribo?

—Eso fue por mediático. Los medios estáis con el que es simpático con vosotros u os cae bien. No me afectó casi nada porque sabía que prescindir de un chico mediático como Raúl iba a ser un problema.

—Más allá del rendimiento, ¿se puede confesar ya que usó la salida de Raúl para ganarse al resto del grupo?

—No, el grupo lo tenía ganado. Pero, unos por no jugar y otros porque consideré que no debían venir más, cambié cosas. Lo fundamental era hacer un equipo. Casi ninguna selección llega a terminar en equipo. Y ahí es donde trabajamos mentalmente con la gente (...).

—A partir de prescindir de Raúl se pasó de “la selección es un despelote”, que dijo Joaquín, al “todos somos Luis” de Casillas, Torres o Xavi.

—Lo de Joaquín fue en un momento de enfado por no venir. Porque mi selección nunca fue un despelote. Lo que sí se empezó a fraguar fue una idea de cómo debía jugar la selección y cómo los jugadores debían interpretar lo que eran. Era poner por delante el equipo de lo demás. Lo dije alguna vez: yo cogí una selección y dejé un equipo. (...) La gente venía por ser internacional pero por nada más. Con un compromiso frágil, no uno fuerte como lo tuvo luego.

—¿Cuántas veces se arrepintió de aquel “me voy de la selección” que le dejó sin rematar su obra con el Mundial?

—Yo dije porque ya era el momento, sabiendo que íbamos a ganar la Eurocopa porque tenía al mejor equipo. Y lo dije porque me pareció el momento de dejarlo. Pero vamos, la Federación en otros casos ha hecho más por que se quede un seleccionador que lo había ganado hasta entonces todo.

—¿No se portó bien con usted entonces la Federación?

—No es no portarse bien. Mi tiempo había terminado. Pero después de ganar una Eurocopa lo normal era haber intentado más que yo me quedase. (...)