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LFP

La LFP quiere bajar en un 10% el salario mínimo en Segunda

Ahora está en 60.000 euros brutos y pasaría a 54.000. Primera se libra ya que esta rebaja no afectaría a la Liga BBVA, donde el salario mínimo es de 120.000 euros.

Actualizado a
Los futbolistas de la Liga Adelante temen que los salarios mínimos se reduzcan.
Eloy Alonso

En un giro más de tuerca en su política de austeridad, la Liga de Fútbol Profesional pretende aprobar en las próximas fechas un descenso del 10 por ciento del sueldo mínimo de los jugadores de la Liga Adelante. A estas alturas, y por convenio, el mínimo salarial está estipulado en 60.000 euros brutos. Si este descenso se aprobase, llegaría a 54.000 euros brutos. Con la retención actual del 27,84% para esa renta del trabajo en una relación laboral de carácter especial (en profesionales puede llegar hasta el 45% según la Comunidad en la que resida el jugador), el sueldo mínimo neto en Segunda podría pasar a ser de unos 38.947 euros.

El origen. Son los mismos clubes de la LFP los que están apretando a su presidente, Javier Tebas, para que consume ese descenso en los sueldos. Argumentan los clubes, especialmente los modestos de Primera y todos los de Segunda, que con los pocos ingresos que tienen ahora de los contratos televisivos (entre 2,5 y los 3 millones en la mayoría de los casos), ya es difícil llegar hasta el mínimo. Y lo exponen con cifras y ejemplos. Con las 25 fichas profesionales que disponen, si pagaran a cada uno de sus jugadores esos 60.000 euros ya sumarían 1,5 millones de euros; más del 50 por ciento de los ingresos por derechos televisivos. Eso, suponiendo que todos los jugadores cobrasen el mínimo profesional. Y no es el caso.

La LFP ve esta petición con buenos ojos ya que es otra buena solución para que los clubes cumplan a rajatabla con el control económico impuesto a instancias del CSD. Y entiende, además, que la propuesta planteada de la reducción de los salarios es más que razonable porque no se extiende a la Primera División, categoría en la que el mínimo está en 120.000 euros brutos, pero en la que está razonada mantenerlo porque los contratos televisivos y otros ingresos en esos casos sí lo permiten.

Como es lógico, la medida es rechazada frontalmente por el sindicato de futbolistas. La AFE ya recibió en su día con desagrado que se fijasen mínimos salariales. Sobre todo al argumentar que las rebajas y el control económico se centran en los jugadores sin perjudicar, por ejemplo, a las nóminas de los directivos. En este caso, le toca demostrar fuerza como sindicato. Los jugadores, que ya han escuchado algún runrún, no están dispuestos a aceptar un nuevo tope salarial.