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Elche - Atlético de Madrid

El Elche es el gran rival de niño del lateral rojiblanco Juanfran

El ahora lateral del Atlético jugaba en el Kelme, el eterno rival del conjunto franjiverde y el club que le discutía títulos en categorías inferiores y sacaba jugadores con mucho talento.

Actualizado a
Juanfran, arriba, el segundo por la derecha, junto al portero, en su etapa en el Kelme.

Durante seis años Juanfran recorría cada día los nueve kilómetros que separan Crevillente, su pueblo natal, de Elche. El alicantino ya dibujaba los sueños que hoy vive triunfando en la ciudad de las palmeras. Pero Juanfran no jugaba en las categorías inferiores del Elche, como deseaban casi todos los niños. El ahora lateral del Atlético lo hacía en el Kelme, el eterno rival del conjunto franjiverde y el club que le discutía títulos en categorías inferiores y sacaba jugadores con mucho talento. Por entonces, Juanfran ya demostraba su rebeldía en el Kelme. Desde pequeño, sintió que eso de medirse al Elche era especial. Era su particular derbi. “Hay que ganarle como sea”, recuerdan que decía el crevillentino en los días previos a enfrentarse al Elche. Esta tarde revivirá aquellas jornadas.

Juanfran entró con 9 años en el Kelme y no se marchó hasta que el Madrid llamó a su puerta. Con 16 años puso rumbo a la capital dejando mil anécdotas, recuerdos y jugadas repletas de talento. Fue fiel al Kelme hasta final. Ni siquiera los intentos del Elche por ficharle le hicieron cambiar de opinión. Una de sus grandes promesas fue asegurarle a su padre, ya fallecido, que le vería debutar en el primer equipo del Madrid. Y así fue. El crevillentino “siempre supo que iba a ser futbolista”, recuerda Carlos Quesada, el otro chico de su pueblo con el que Juanfran iba todos los días a entrenarse a Elche.

El presidente dice que “los vivía de una forma especial”

Enrique Cervera, presidente del Kelme, tampoco olvida los años de Juanfran en el club. “Hasta hace poco me reconocía que su gran rival de pequeño era el Elche. Vivía de forma especial esos partidos”, afirma Cervera. Juanfran ponía patas arriba cada día el campo de entrenamiento. “Era un chico travieso. Le gustaba cascar. Es verdad que los de Crevillente siempre éramos los loquetes”, reconoce su amigo Quesada, ahora en el Reus. El desparpajo que demostró de pequeño le hizo triunfar en el fútbol.