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VALENCIA 1 - ALMERÍA 2

El Almería agrava aún más la crisis del Valencia de Djukic

Torsiglieri y Aleix Vidal, con un tanto cada uno, remontaron el gol inicial de Jonas. El equipo che suma su tercera derrota consecutiva.

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Costa se lamenta durante el partido.
Costa se lamenta durante el partido.EFE

El Almería ahonda en la herida del Valencia. Puede que está no tenga ya cura. Llegaban los andaluces como colistas, sin conocer la victoria en diez jornadas y con una media de un gol por partido. De Mestalla se marcharon con los tres puntos, con el sabor del triunfo y lo hicieron gracias a dos goles con los que dieron la vuelta al tanto inicial de Jonas, un gol, el del brasileño, que había llegado tras un penalti por manos de Rodri y en una acción en la que los almerienses reclamaron empujón previo de Ricardo Costa.

Valencia Club de Fútbol, SAD
Unión Deportiva Almería SAD

Al final el penalti se quedó en una mera anécdota del encuentro. El Valencia no fue capaz ni tan siquiera de mantener su ventaja y pasar página con una victoria a la crisis en la que habita. Mala pinta tiene el enfermo. Porque el Almería, con lo justo, le tocó la cara. No tiene más Francisco como para pedirle peras al olmo, aunque quizás Djukic tiene menos. Fe, orgullo y unión. Esa fue la clave. Ello y dos movimientos tácticos del técnico almeriense con los que dio en la tecla, él sí, para salvar el cuello.

La entrada de Aleix y Soriano dieron un vuelco al partido, que transcurría al ralentí que imponía el Valencia. Torsiglieri, de cabeza tras un córner y el enésimo desajuste defensivo de la zaga ché, y Aleix, en un contragolpe en el que tanto mérito tuvo él para conducir y buscar la mejor posición de disparo como facilidades le dieron los defensas blanquinegros que recularon hasta casi chocarse con Diego Alves, le dieron la victoria a los de Francisco. La celebración de todos corriendo hacia el banquillo para cada uno abrazar a los que estaban en él evidenció que en el Almería todos van de la mano.

El Valencia, una lágrima de equipo, no dio síntoma alguno de poder darle la vuelta al marcador. Djukic gastó todos sus cambios. Pero ni Canales ni Alcácer cambiaron el panorama. Parejo, que de primeras le dio otro empaque al juego del equipo (es peor individualmente que Banega, aunque hoy aporta algo más al colectivo), se fue diluyendo, como la esperanza de la afición en este proyecto. Ni tan siquiera la bronca final fue de las gordas. Hastío en la afición ché. A imagen y semejanza de lo que transmite su equipo.