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Barcelona - Real Madrid

El Real Madrid llega sin miedo y con Cristiano Ronaldo pletórico

Bale apunta a titular en el Camp Nou. El Barcelona apela a Messi (18:00, C+ Liga y GolT). En 2012-13, el Madrid ganó tres Clásicos, empató dos y perdió uno.
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El Real Madrid llega sin miedo y con Cristiano Ronaldo pletórico

De los seis Clásicos disputados la pasada temporada, el Madrid ganó tres, empató dos y perdió uno. Los números se invierten como un negativo fotográfico si nos remontamos dos temporadas atrás. De los seis duelos jugados, el Madrid perdió tres, empató dos y sólo ganó uno, el último. No huyan. No pretendo abrumarles con estadísticas; sólo señalar un cambio de tendencia que para algunos ha pasado inadvertido (para las casas de apuestas, entre otros): el Madrid es el dominador de los Clásicos jugados en 2012 y 2013 con cuatro victorias, tres empates y una derrota. Seis goles de Cristiano por cinco de Messi.

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Las explicaciones, como siempre, son diversas. La más elemental señala que el Madrid ha conseguido contrarrestar el juego del Barcelona y el Barça no ha hecho nada para reducir la superioridad física del Madrid. Desde que Mourinho perdió 5-0 hace tres años, su principal obsesión fue vengar aquella afrenta, más incluso que levantar la Décima. Poco a poco, descubrió que la presión, frenética y adelantada, asfixiaba a un rival que, a su inferioridad física (los entrañables bajitos), añadía una incapacidad genética para sacar el balón en largo. Observó que el contragolpe desguarnecía al Barça, que Pepe lo desquiciaba. Después de muchos ajustes, Mourinho acabó por jugar los Clásicos en ventaja. Ancelotti se lo agradeció ayer.

Lo curioso es que el Barcelona no quiso darse por aludido. Tanto se había mitificado su sistema (y tantos títulos había proporcionado) que modificarlo se entendió como una traición a las esencias más puras del guardiolismo. Además, esa cesión de terreno en relación al Madrid no afectaba a sus conquistas generales; de hecho, el pasado año sumó su 22ª Liga.

Que el Barça se engañaba, y que todavía lo hace, quedó patente con la humillante eliminación ante el Bayern. Pese a todo, en verano, el club decidió reforzarse con otro genial peso ligero (Neymar) antes que añadir hierro a su plantilla, en forma de central o centrocampista. El Madrid dobló su apuesta y contrató como fichaje de referencia a Bale. Más fuerza y más velocidad. Más madera.

A día de hoy, el Barça echa en falta músculo y el Madrid, juego. Los dos empates barcelonistas en Pamplona y Milán indican un viejo problema, nunca mejor dicho: los años no pasan en balde y los bajitos no crecen. Las tres últimas victorias madridistas, ante Levante, Málaga y Juve, inciden en lo ya conocido: el físico gana más puntos que corazones.

Prueba. Lo que hoy se dirimirá será la validez o no de dos filosofías llevadas al extremo. Y el experimento será completo, pues todo apunta a que Neymar y Bale coincidirán de inicio. Para Martino quedará la tarea (prodigiosa) de corregir la deriva de los últimos Clásicos y para Ancelotti la misión de extender el dominio y traducirlo después en trofeos.

La sensación, por todo lo expuesto, es que el Madrid parte en mejor lugar, aunque es lógico que Ancelotti quiere disimularlo. Llega con mejores números en los antecedentes directos y con un Cristiano pletórico (53 goles en el año natural, por 43 de Messi). Sin miedo, por tanto.
Para el Barça es más incierto. Piqué parece descartado, Puyol acaba de regresar tras siete meses y hasta se duda de Iniesta, amenazado por Cesc. Sólo queda la evidencia de la clasificación (tres puntos arriba), el gran momento de Valdés y la bala de Messi.