El ejército de Cristiano contra el comandado por Diego Costa

Cuando el Atlético venció en el Bernabéu el 17 de mayo, después de 14 años sin ganar al Madrid, hizo algo más que levantar una Copa; se quitó un peso de encima. El efecto psicológico de esa liberación se comprobará esta noche, la primera en la que no tendrá que jugar un partido de fútbol y redimir a una generación sin victorias, ya no. Para el Madrid, el encuentro también tiene un componente psicológico; siempre existe esa influencia e impregna tanto como los linimentos. En primer lugar, habrá que observar si aquella derrota copera genera motivación o desconfianza. Lo siguiente será averiguar si lo ocurrido en Elche el pasado miércoles ha dejado algún tipo de secuela entre los protagonistas. Y no excluyo a ningún protagonista y a ningún color: blancos, rojiblancos y negras camisetas del trío arbitral.

A continuación aparecen los nombres propios. Atendiendo a la consideración que merecen los visitantes, empezaremos por Diego Costa. Su caso es muy singular. En pocos meses, el brasileño ha pasado de secundario de lujo y malvado de referencia a actor principal, pichichi y aspirante a delantero de la Selección española. El ariete con modales de central ha evolucionado hasta ser tenido por nueve absoluto, cabeceador solvente, rematador con ambos pies y desatascador universal: siete goles en seis partidos, los mismos que Messi. Desde la irrupción de Diego López no asistíamos a un estrellato tan fulgurante.

La duda, si hablamos de Diego Costa, es saber cómo gestionará su lado oscuro ante Pepe y Ramos, una vez demostrado que no necesita la bronca para ser mejor futbolista. Refinar su imagen también favorecería su encaje en la Selección, pues no son pocos los que temen que su integración a ese grupo tan mayoritariamente seráfico genere el mismo impacto que Miley Cyrus en un convento.

Cristiano es la otra clave. Desde que llegó al Madrid hace goles como si fueran palomitas: siete dianas en los ocho días para un total de 210 en 206 partidos. Por si esa tarjeta de presentación no fuera suficiente amenaza, habrá que añadir los problemas que tiene Courtois, un guardameta sin apenas fisuras, con los disparos lejanos del portugués.

La efectividad de Cristiano maquilla los problemas de juego del Madrid, imprevisible en cada partido. También alivia la inoperancia de Benzema y las dudas en el mediocampo. En mitad de esa indefinición, Ancelotti no aclaró si colocará hoy la pieza que completa el equipo soñado, Bale. El problema es que su entrada sacrificará a Di María o Isco, presentes en los mejores momentos del equipo. El dilema es considerable. Añadan a eso que Marcelo todavía no está disponible.

Pita Mateu Lahoz, el árbitro pacifista, el representante del "vive y deja jugar" y el favorito de Mourinho. De su capacidad para olvidar lo que sucedió en Elche dependerá gran parte del éxito del partido. Que tenga suerte. Y amnesia.