"Zidane era algo sobrenatural, todo un show día tras día"

Berlusconi, el estratega. "Se involucró menos en los últimos años por sus obligaciones políticas. En mi última temporada sólo hablamos ocasionalmente por teléfono, me preguntaba cómo iban los jugadores y qué formaciones pensaba sacar. Justo antes de la final de la Champions de 2003, tuvimos una charla técnica. Todos los jugadores, con un acompañante más elegante: Silvio Berlusconi. Se sentó con el equipo. Les di copias a los jugadores con las formaciones y las jugadas, y él pidió también una para leerla (después la vi publicada en un libro, sobre Berlusconi, de Bruno Vespa; el presidente se la pasó como si la hubiera escrito él, pero es justo, porque siempre antes de cada final él nos aportaba un empujón de moral). Berlusconi escuchó la charla. Cuando acabó le pregunté: '¿Cómo lo he hecho, presidente?'. 'Fue precioso, Carletto, eres grande. Ganaremos, ya lo verás'. (El Milán ganó en los penaltis a la Juventus)".

El show de Zidane. "Cada vez tengo más la certeza de que entrené a un ser sobrenatural. Era un espectáculo viviente. Un show diario. La mejor descripción que he oído es de José Altafini: 'La forma en que usa su pie es como si extendiese mantequilla sobre una tostada'. Sólo tenía un defecto: nunca marcó muchos goles, no pasaba tiempo cerca del punto de penalti. Parecía alérgico a esa zona, pero era un maestro en el resto. Él inventaba, los demás mirábamos boquiabiertos. Yo observaba porque era mi trabajo. Sus compañeros también, pero porque no puedes parar de ver a un artista, debes admirar lo que hace".

Ronaldo, el vago. "El Fenómeno es un hombre abierto, generoso, sensible, humilde y tímido. El único pero es que nada le motiva para ejercitarse y alcanzar el máximo de lo que podría. Eso me molestaba. Nunca he tenido un delantero de su calidad, porque Ronie es la invención de una mente superior. () Pero en cuanto empezó a marcar goles, se volvió vago. Se durmió en los laureles, fue una pena, porque seguía teniendo un potencial tremendo. Una vez que empezó a mostrar su indiferencia, me cansé de tirar de él".

'El empollón' Kaká. "Cuando llegó al aeropuerto de Malpensa parecía un estudiante empollón. Sólo le faltaban los libros y la fiambrera. Pensé: '¿Qué hemos hecho?'. () Cuando le vi en su primer entrenamiento, aún con jet lag, escuché un coro celestial y el sonido de las trompetas. Era un genio caído del cielo. Dije: 'Gracias, Señor'. En su primer día en el Milán, Kaká se encontró en un cara a cara con Gattuso, que le dio un empujón violento con el hombro. Pero no le quitó el balón. Gattuso se lo tomó con calma admirable: "¡Ah, vete a la mierda!". A su manera, le había puesto el sello de aprobación del equipo al nuevo compañero. () Quizás no está al nivel de Zidane, pero se queda cerca. Kaká es el segundo mejor jugador que he entrenado. Y seguro el más inteligente. Lo coge todo al vuelo y piensa el doble de rápido que el resto".

Beckham y los tortellini. "Un día le invité a comer en Parma y no quería irse del restaurante. Me rogaba: 'Un plato más, por favor'. Pensé en llamar a la policía. Al final le convencí: 'Si no nos vamos, prepararé otra gira de reunión de las Spice Girls'. Catorce segundos después, estábamos en el coche. David fue una sorpresa. Cuando llegó al Milán esperaba tratar con una estrella con morriña de Los Ángeles, que pensaría más en la fama que en fútbol. Me equivoqué. Es un impecable profesional. Un adicto al trabajo. Un caballero. Y lo más importante: le gustan las delicias de la Emilia-Romaña".