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Goma Espuma

"El fútbol es un invento del hombre blanco de países caros"

Juan Luis Cano y Guillermo Fesser despliegan su teoría futbolística entre los muros de Casa Juan. Delirantes confesiones al tiempo que en estrenan su show 'Nadie sabe nada'.

Actualizado a
"El fútbol es un invento del hombre blanco de países caros"

Guillermo, usted nunca ha visto un partido de fútbol, cuéntenos esa experiencia.

Muy sencillo: porque yo siempre he sentido desconfianza por los señores que van en pantalones cortos. Me pasó en los boys scout que me quisieron coger y les dije que no me veía con el uniforme. El fútbol está bien jugarlo una vez, pero ¡todos los días!

Y Juan Luis, ¿cómo ha vivido la experiencia de su compañero?

Para mi es lo contrario, porque mi madre me llevó con pantalones cortos hasta los 35 años con el argumento de que "las piernas no son del cuerpo". Aparte siempre he tenido un grandísimo regate en corto que me ha hecho muy feliz.

¿Cómo se plantea la vida sin ser de un equipo de fútbol?

G: Soy periodista, soy muy curioso y me cuesta eso de ser de un club, pertenecer a una secta. Cosas que tienes que hacer continuamente me cuestan trabajo. Pero sí que tengo un equipo, la Selección. Hombre, me gusta el Madrid porque el blanco pega con todo, en cambio las rayas rojas y blancas ¡a ver con qué te lo pones!.

JL: Ojo que el traje del Atleti es bastante más florido y alegre. Soy del Atleti y no podría cambiar.

Guillermo, usted que vive en Nueva York, ¿cómo se vivió allí la victoria del Atleti en la Copa?

G: Con mucho regocijo. Te diré que el fútbol en EE UU se sigue mucho, el problema es que no lo ponen tanto por la tele porque no pueden poner anuncios cada cinco minutos.

Y entonces ¿cómo se vivieron allí las derrotas de Barcelona y Madrid en la Champions?

G: La gente me daba el pésame por la calle y me decía ¿qué ha pasado con Alemania? Primero por el Barça y luego por el Madrid. Y yo les decía: 'Hijos, es que cada cincuenta años los alemanes se vienen arriba'.

Hablando de alemanes, ¿cómo se puede entender el caso de Heynckes un entrenador que cada vez que gana una Champion le echan del club?

JL: Porque hay gente que se vende mejor y otros que se venden peor. Lo mismo le pasó a Vicente del Bosque que Florentino estaba buscando otra cosa, otra imagen y se metió en un lío.

G: Mira lo que le pasó a Colombo, lo buen detective que era pero como la gabardina le quedaba tan mal

No se vaya por las ramas y hábleme usted de Jupp Heynckes.

G: A mí por Jupp Heynckes no me viene nada.

Pero por Mourinho sí que le vendrá algo.

G: Sí, claro que le conozco y me parece que la vida es demasiado corta para estar todos los días enfurruñado, agobiado y agobiando a los demás. Yo no sé si Mourinho viene indignado de serie o alguien le ha dicho que ese papel le queda muy bien para salir en la tele.

JL: Yo creo que él se ha creado un personaje y luego se imita a sí mismo. Es verdad que tiene que ser muy buen entrenador porque sino es muy difícil estar en la élite, pero creo que, al final, el personaje le ha podido y ha ganado a la persona. Desde el primer día que se puso ante una cámara me ha parecido un tipo bastante estúpido.

¿Usted cree que ser del Atleti abre muchas puertas?

JL: Solamente un tío rácano y ruin se puede plantear ser de un equipo porque le abra muchas puertas. A mí el ser del Atleti me ha dado infinitas satisfacciones y me parece más atractivo e interesante ser del Atleti que ser del Madrid. Además me molesta, que usted me haga esta pregunta esperando la respuesta.

G: Le advierto que el fútbol es como la religión, crea muchos conflictos.

Juan Luis, si un hijo le saliera madridista, ¿qué haría?

Mi hija es madridista y mi mujer también. Y lo llevo mal. Voy a contar algo que nadie sabe: en un derbi en el Bernabéu, iba perdiendo el Atleti y Albertini empató en el último minuto. Entonces yo me levanté y le hice un corte de mangas a mi mujer. Estuvimos quince días sin hablarnos. Ella decidió que se acababa el fútbol en casa.

¿Y está usted orgulloso de ese gesto?

No. Estoy arrepentidísimo. A partir de ese momento he cambiado absolutamente de actitud. Me he vuelto más respetuoso.

Guillermo, ¿y usted ha conocido a algún futbolista?

Profesionalmente pocos, porque los futbolistas no quieren responder preguntas de un medio que no sea deportivo. No sé si no quieren ellos o son órdenes que les dan. Porque los futbolistas son niños, en realidad son como mis hijos. Eso sí, me llevé una gran sorpresa con Fernando Torres. Porque el estereotipo que yo tenía de un futbolista es el de un señor que ha estudiado poco y, sin embargo, con Torres me llevé una grata sorpresa. Es un tipo bien formado, con un gran sentido común, que ha estudiado, te recomienda películas, libros y luego hablando de la vida tiene una visión muy interesante.

Y a usted ¿con qué futbolista se le han empañado las gafas?

JL: Pues te voy a sorprender. Uno de los futbolistas con los que más he disfrutado es madridista. Y mira que me duele decir esto, pero ese futbolista se llama Zidane. Ahora, eso sí, nadie llegó a emocionarme tanto, tanto, como lo hizo en su momento José Eulogio Gárate.

¡Sí señor! Hombre que buen rollito tenéis!

G: Pues yo me emocioné con Barry White, pero no jugaba al fútbol.

Pero díganos, realmente, ¿qué piensa usted del fútbol?

G: El fútbol es un invento del hombre blanco de países caros.

JL: Aunque nosotros con la Fundación Goma Espuma creamos en Senegal el Atlético de Madrid Mandinga. Inauguramos un campo que estaba lleno de vacas y animales salvajes. Jugamos un partido contra los Leones de Bamako y ganamos uno a cero por un libre directo que lancé yo.

Eso sí que es fútbol auténtico, como cuando jugábamos en la calle.

JL: En el fútbol eso se ha perdido. Ahora hay una competencia en el que siempre hay que ser anti algo. Se ha perdido buena parte de la nobleza.

Aparte de que en la Liga de fútbol parece que siempre mandan los mismos.

G: ¿Ves?, eso, por ejemplo, en EE UU no pasa porque entre otras cosas en el reparto de los derechos televisivos por ley no puede haber un listo que se lleve el 40 por ciento.

JL: Esa bipolaridad que hay en el fútbol es un coñazo, incluso para los propios aficionados del Madrid y el Barça. Si yo fuera de uno de esos equipos me gustaría pasar la tensión de que pueda venir un equipo y competir, que hubiera más emoción, más competencia. De todas maneras para la próxima entrevista avisadme porque si no hay más nivel yo no vengo.

Es que nosotros hacemos un tipo de periodismo agresivo.

JL: Agresivo no, ¡frívolo!

¿Y usted Guillermo?

G: Yo, todo.

Dígame ¿qué requisitos debe reunir un seguidor del Atleti?

G: Los mismos que tiene que tener alguien para seguir la procesión del silencio en Córdoba o para cultivar tomates. Respetar a los que tienes alrededor y, sobre todo, si te piden bocadillos dárselos.

JL: Discrepo. Un atletista sabe que en la vida nada es gratuito, nada es fácil, y todo lo que te viene dado, no merece la pena.

¿El atletista nace, se hace, o se deshace?

JL: El problema sois los vikingos que estáis un poquito nerviosos. El atletista se hace, porque naces virgen y te hace la influencia de tu familia, el barrio y tus amigos.

¿Con quién se iría antes de copas con Florentino Pérez o con José María Aznar?

JL: Sin duda, con Florentino. Seguro que nos reíamos.

¿Y qué piensan de los fichajes del Barça que no sobrepasan nunca el metro setenta? ¿Será para no molestar a Messi?

G: Es que la puerta del vestuario las tienen muy pequeñitas pero ya las han arreglado.

JL: Lo del Barça eso sí que es un ejemplo de buena política deportiva. Y el que lo niegue está negando la evidencia y la realidad. La Selección es el Barça y juega como el Barça.

¿Ah, sí?

G: Yo de todas maneras estoy muy decepcionado con la Selección. Porque vivo en Nueva York, ¿y por qué? Porque me dijeron que en algún momento iría la Selección a jugar allí. Llevo cuatro años y justamente tienen que ir ahora cuando estoy aquí en España. Me vengo un rato y se van ellos. Por cierto si a alguien le sobran tres tickets para mis hijos que están allí la verdad es que lo agradecerían mucho.

Acabáis de estrenar en el teatro la obra Nadie sabe nada, un espectáculo dirigido por Andreu Buenafuente en el Teatro Calderón de Madrid. Cuéntenos.

G: Estamos noventa minutos improvisando con un formato que se ha inventado Andreu con Berto Romero. Consiste en que la primera media hora hablamos de nuestra vida y de nuestras cosas. Luego comentamos las noticias más destacadas del día con imágenes proyectadas y por último respondemos las preguntas que a la entrada el público ha dejado en una urna.

Ustedes que vienen de radio y televisión, será un trago actuar en un teatro ante el público.

JL: Pues mira sí. Yo que con un micrófono me muevo como un pez en una pescadería

¡Pero si está muerto!

JL: El marisco no. Y las almejas las he visto yo que se abren y se cierran. Pero ¿qué me habías preguntado? Ah, sí. Pues sí, a mí el escenario me impone mucho. Yo creo que es la falta de costumbre. Porque cuando tú tienes enfrente gente que ha pagado es complicado.

G: Sube mucho cuando yo me desnudo.

JL: La responsabilidad es muy diferente. Además nosotros que somos una metralleta hablando ahora tenemos que aprender a movernos por el escenario.

G: Sobre todo nos han enseñado a estar calladitos. Entonces el público respira y aplaude.

Oiga estamos acabando y es raro que Juan Luis no se haya echado un cantecito.

JL: Y hoy no va a ser menos. Ahí va (canta): Mira si soy colchoneroooo, que paso por Concha Espinaaaaa, como pasa un forasteroooo.

AM- ¡Ole!

Germán calla