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CELTA 1 - ESPANYOL 0

Natxo Insa salvó al Celta

Su gol, a pase de Iago Aspas, en el minuto 15, le dio la permanencia al equipo gallego. Rubén, en la primera parte, se erigió en héroe local. Locura total en Balaídos.

VigoActualizado a
Los jugadores del Celta celebran la salvación
Lalo R. Villar

Este año la permanencia ha sido, más que nunca, cuestión de fe. El Celta ha demostrado ser el más creyente y ha consumado el milagro en la última jornada, logrando la salvación más barata de la historia gracias a una sufrida victoria sobre un Espanyol que plantó batalla. Hace dos semanas, los de Abel Resino eran colistas y todo el mundo los daba por descendidos. El vestuario vigués creyó en lo imposible y lo convirtió en realidad.

Real Club Deportivo Espanyol de Barcelona

El conjunto olívico salió al césped relativamente tranquilo, consciente de que no dependía de sí mismo, pero sabiendo también que fallar en el último momento sería imperdonable. Todo se le puso de cara a los celestes en los primeros compases. Oubiña le entregó el balón a Iago Aspas y el moañés se inventó una genialidad para asistir a Natxo Insa. El alicantino marcó el año pasado el gol del ascenso y ayer obró el tanto de la permanencia. Además de sacrificio y entrega, tiene duende. Curiosamente, no le han ofrecido la renovación y ayer pudo ser su último partido de celeste. Cosas del fútbol...

Sufrimiento. Minutos después del gol celeste, llegó el tanto de la Real Sociedad y, por ende, la locura a Balaídos. Con todo a favor, el Celta empezó a notar la presión y se puso nervioso. Sergio García y Stuani parecían empeñados en ser verdugos de la fiesta viguesa. Entonces, apareció el héroe de la noche. Rubén Blanco debutaba en Balaídos con tan solo 17 años, pero se comportó como un veterano y sus manos fueron salvadoras.

El Celta también tuvo ocasiones para sentenciar. Pudieron hacerlo Aspas y Dehli, pero les faltó precisión en los últimos metros. El suspense y la emoción aumentaba con el paso de los minutos. Mateu señaló el final del sufrimiento y dio el paso a la euforia. Balaídos celebró por todo lo alto el milagro de la salvación