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Borussia - Real Madrid

El Madrid busca la final de la Champions a pecho descubierto

Mou reveló el once: Diego López de portero e Higuaín en punta. Di María acaba de ser padre y es la única duda. El fichaje de Götze por el Bayern podría afectar al Dortmund.

Actualizado a
Cristiano dejó muestras en el entrenamiento de su magnífico estado de ánimo.
Carlos Martínez

El Real Madrid se juega el pase a la final de Wembley ante un equipo que se le parece bastante, aunque sea más pequeño y más ingenuo. El maestro del contragolpe se mide esta noche ante su alumno más aventajado. El entrenador más personalista de cuantos existen se enfrenta hoy a una revisión feliz de su personalidad arrolladora. Dos equipos de autor, por tanto. Ágiles, rápidos y jóvenes. A tres partidos del título.

Las líneas paralelas (arriba el Madrid, debajo el Borussia) se quebraron anteayer cuando se supo (y luego se confirmó oficialmente) que el mejor futbolista del Dortmund, Mario Götze, se ha comprometido con el Bayern. No es fácil imaginar una filtración más dañina, ni tan inoportuna. Klopp apunta al Bayern como responsable, pero parecería una torpeza estratégica que desde Múnich se beneficiaran de las opciones del Madrid, el peor enemigo de los muniqueses en una hipotética final. Salvo que Hoeness, perseguido por el fisco, haya querido desviar la atención de su evasión de capitales.

El efecto de la noticia, no obstante, es imprevisible. Lo normal es que Götze juegue lastrado por el peso de su conciencia y censurado por una parte del público. Lo raro sería que el Borussia encontrara en el caso una motivación extra y multiplicara su rendimiento con la colaboración del chico o sin ella. La posibilidad no se descarta: Mou conoce mejor que nadie el beneficio deportivo de los ataques exteriores. Los futbolistas corren más cuando se sienten perseguidos.

El caso Götze y las reacciones de Klopp ocuparon las portadas de los medios digitales hasta que, sobre las 16:45, Mourinho decidió tomar las riendas. Sin ser preguntado por el equipo, el entrenador del Real Madrid recitó el once como si lo más importante no tuviera trascendencia alguna. Sólo se dejó la mínima escapatoria de Di María, que se ha incorporado hoy a la concentración por haber sido padre el lunes (parto prematuro y con alguna complicación).

El once no incluye grandes sorpresas. Repiten ocho de los futbolistas que perdieron 2-1 el pasado octubre. Sólo faltan Casillas, Essien (coladero aquella lejana noche) y Benzema (saldrá Higuaín). Sin secretos. Si el Borussia necesitaba una caricia, aquí la tiene. Ya no podrán quejarse por la traición de Hoeness, ni por el oprobio capitalista. Mourinho, una vez más, gana el prepartido: blancas mueven primero.

El siguiente asunto es más vaporoso y se relaciona con los nuevos tiempos: para el Madrid ha dejado de ser una ventaja disputar el segundo partido en casa. Se da por seguro que marcará fuera si está obligado a hacerlo. El problema es que hoy no está obligado a hacerlo, o no tan obligado como estaba en Manchester. Advierto sobre la tentación de ser conservador, de excitarse con el 0-0 (resultado químicamente imposible) o con cualquier otro empate. El Borussia también se parece al Madrid en esta extravagancia: será aún más peligroso en el Bernabéu.

Leyenda. Jugará Diego López, como queda dicho en la página siguiente y como dicta el sentido común. Sin embargo, hay un peligro latente: se ha pasado de cuestionar a Iker a insultar su leyenda. Y las leyendas tienen mal carácter.

También jugará Cristiano (once goles en diez partidos de Champions). Si no empezamos por él, es porque nos hubiésemos quedado sin nada más que decir.