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EL REPORTAJE

El árbitro que echó a Pelé, contado por Alberto Salcedo

Alberto Salcedo Ramos habló con 'El Chato', el único árbitro que expulsó a Pelé. Fue en Bogotá, donde después se exigió que O Rei volviera al campo y la Federación lo autorizó.

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Pelé, a la derecha, observa las protestas de un compañero, a Guillermo Velásquez, 'El Chato' (también abajo), árbitro del Colombia-Santos de 1968 que expulsó al brasileño.

Alberto Salcedo Ramos nació en Colombia en 1963, desde chico escuchó historias insólitas, y cuando ya empezó a escribir (ahora es uno de los mejores escritores de América, y uno de sus cronistas más gloriosos que acaba de ganar el Premio Ortega y Gasset de Periodismo) se dedicó a buscar en el inmenso arcano de los sucesos de los que escuchó hablar en Barranquilla, donde se hizo, igual que Gabriel García Márquez.

Entre otros sucesos, Alberto escuchó las hazañas del único árbitro del mundo que se atrevió a expulsar al brasileño Pelé de un campo de juego. Se llama Guillermo Velásquez, le dicen El Chato, pegaba a los futbolistas aprovechando los córners y ya es un anciano que aún siente la gloria de su atrevimiento excepcional.

Con Alberto Salcedo Ramos, que ha estado en Madrid hablando del libro donde están algunas de sus mejores crónicas (La eterna parranda, Aguilar), rememoramos la historia de El Chato.

La expulsión de Pelé la decretó El Chato el 17 de julio de 1968, en un amistoso celebrado por el Santos en Bogotá frente a la selección Colombia. "No deja de ufanarse de su ecuanimidad", explica Salcedo, y hoy "volvería a expulsar a Pelé".

Colombia había marcado un gol, en aparente fuera de juego; la histeria brasileña conoció un primer expulsado, de apellido Lima, que se negó a dejar la cancha; se escapó de los guardias, volvió al campo y agredió al referí. Éste, haciendo gala de su costumbre, le pegó a su vez en el estómago a Lima. Después protestó Pelé: creía que le habían hecho un penalti.

El Chato lo echó de la cancha, y el astro se fue gritando: "Este tipo está loco". Probablemente. Pero El Chato era uno más en la locura. Él le dijo a Alberto Salcedo Ramos que "de veintiocho personas que tenía la delegación brasileña me agredieron veinticinco. Los únicos que no me pegaron fueron el médico, el periodista y Pelé".

Faltaba que le pegara la grada y a su modo le pegó. Gritaron contra él, lo insultaron, y exigieron desde el graderío que volviera o melhor do mundo. Volvió Pelé. Echaron a El Chato y volvió Pelé. Lo decidió la Federación Colombiana de Fútbol, que así marco un hito "en los anales del deporte", como señala Alberto Salcedo.

Hubo una reparación: los jugadores del Santos tuvieron que pedirle excusas por escrito a El Chato, y debieron pagarle además dieciocho mil pesos antes de dejar Colombia, donde la justicia los había retenido.

La historia termina aún mejor: años después, Pelé, retirado del fútbol, invitó a almorzar a Miami a Velásquez, que era un hombre maduro y ya mucho más tranquilo. El Chato lo necesitaba, cuenta Salcedo, "para quedar en paz y a salvo con su conciencia".

Le preguntó el periodista al árbitro, para acabar, "qué habría pasado si Pelé le hubiera pegado cuando él lo expulsó". Se puso muy serio El Chato y le pidió a Salcedo "que por favor no le haga una pregunta tan perversa". Es solo una suposición, "no más que una suposición", insistió el cronista.

-Bueno, en ese caso -explicó Velásquez-, permítame responderle con una pregunta. ¿Usted qué cree que hubiera pasado?

La atracción de aquel partido era Pelé, me dijo Salcedo Ramos en Madrid, diez años después de aquel encuentro suyo con El Chato, y muchos desde que sucedió aquella insólita historia. "Pero si alguien expulsaba a Pelé se dañaba el espectáculo". Para saber cómo se le ocurrió esa excentricidad que él escuchó contar desde chico buscó a Velásquez. "Que además lo echara en efecto a los 35 minutos y que luego lo expulsaran a él para reintegrar a Pelé convertía el suceso en algo cómico. Lo cual para un periodista, o para un curioso, tenía un interés triple".

"Y lo que descubrí", dice Salcedo de El Chato, "es que es un personaje muy divertido, una mezcla de Chaplin con Hitler, incendiario y al mismo tiempo ocurrente. Estaba orgulloso de lo que había hecho"

-¿Y cómo se le ocurrió expulsar a Pelé?

-Por todo lo que he podido averiguar, Pelé se ganó la expulsión. Pero también creo que estaban en Colombia, donde estamos acostumbrados a saltarnos las leyes. Y en Colombia tú te debes saltar la ley y más cuando te llamas Pelé. El que es mal visto es el que va a dañar la química entre el público y el que se ha saltado la ley. Por eso penaron a El Chato y no a Pelé.

-¿Cómo sintió él esa inversión?

-Él creyó que se le aplicó una ley colombiana: tratar peor a los que usan ruana que a aquellos que usan paño inglés. Y Pelé era ya entonces de paño inglés.

Cuando se vieron en Miami se rieron mucho del suceso, pero el 17 de julio de 1968 el campo temblaba como en una tragedia.