El Bayern es una máquina

El delantero croata Mandzukic ha sido el hombre de la eliminataria Bayern-Juve. Por su gol en Turín y por el partidazo que se marcó en la ida, en Múnich. Quien quiera saber por qué Mario Gómez hace tiempo que es el suplente, que se detenga en ver un partido completo de Mandzukic.

El Bayern está ya en semifinales. Era previsible. La Juventus queda eliminada, también lo era. La Juve no alcanza las semifinales de la Champions desde la temporada 2002-03, cuando eliminó en cuartos al Real Madrid y en octavos al Barcelona. Luego llegó a la final y la perdió contra el Milán.

La necesidad de remontar el 2-0 de Múnich hizo que a la Juve le saliese la más valiente de sus versiones. No sorprendió verla jugar con su habitual sistema de tres centrales, pero sí que éstos se adelantasen casi hasta el centro del campo. Detalle que, unido a que el Bayern buscaba arriba a la Juve en la salida del balón, propiciaba un partido jugado a medio campo, con el balón casi siempre muy lejos de las porterías.

Ribéry y Robben. Si cada uno por su banda ya es temible por sí solo, cuando coinciden los dos en el mismo costado el peligro se multiplica, y en una combinación entre ambos por la derecha llegó la primera ocasión del partido, finalizada con remate de Mandzukic desviado a córner por Bonucci cuando ya Buffon estaba en el suelo.

El Bayern temía que un árbitro español, Velasco Carballo, hiciera saña con sus cuatro apercibidos, Lahm, Dante, Mandzukic y Luiz Gustavo, desbrozando el camino para Real Madrid o Barcelona en un posible cruce de semifinales. La primera amarilla del partido fue para Mandzukic por una falta que en realidad le hicieron a él, pero el cuento de Chiellini confundió a Velasco Carballo. Veremos si la UEFA le quita o no la amarilla.

La primera ocasión de la Juve llegó en el 23'. Una falta de Lahm a Marchisio al borde del área le brindó a Pirlo probar su especialidad predilecta. Pirlo ejecutó la falta directamente con un disparo durísimo que Neuer se sacó de encima metiendo los puños.

El Bayern buscó el equilibró desde Javi Martínez, quien no pudo jugar en la ida. El navarro se las tuvo tiesas con Pogba, el francés irreductible que no para de correr, que no para de agobiar, que aburre. Encontrártele de frente cuando conduces el balón debe ser terrorífico, tanto como inocente es su habilidad técnica.

El Bayern debía consumir eltiempo y por eso intentó posesiones largas. Abría mucho el campo con los laterales Lahm y Alaba y mecía el balón de lado a lado, para desesperación de los aficionados italianos que silbaban al verse dominados. En uno de esos lentos avances, en el 39', un disparo de Alaba en el balcón del área obligó a Buffon a descamisarse en su estirada. Casi le sorprende, pero sólo casi.

En la segunda parte, la Juve salió como lo hacía Tyson en el primer asalto: a por el rival hasta tumbarlo. En los tres primeros minutos pudo marcar dos goles, con un disparo de Pirlo, de falta, y un potente remate de Quagliarella que levantó astillas del poste derecho de Neuer.

A partir de ahí, el Bayern se cuidó más en defensa, pero sin renunciar a las contras. En una de ellas, en el 57', Robben estrelló el balón en poste con un zurdazo desde fuera del área. Fue el primer aviso. En el 64 llegaría el 0-1, el gol de Mandzukic, el hombre de la eliminatoria.

El partido acabó con acento español. Resultaba curioso escuchar cómo coreaban olés los 5.000 aficionados alemanes para restregar a los italianos su superioridad en el juego. Fue mejor el Bayern, pero tampoco fue para tanto, aunque Pizarro pusiese la guinda del 0-2 en el tiempo complementario. No estuvieron finos ni Ribéry ni Robben. O se están reservando o están en modo pasivo. Tampoco brilló Schweinsteiger. Y uno sabe con que detalle quedarse: si con que estos tres no están bien o que el Bayern, sin sus figuras a tope, es capaz de hacerle un total de 4-0 al campeón de Italia.