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Objetivo indiscreto

Florentino Pérez y Mou: amigos y residentes en el Real Madrid

La imagen es prueba irrefutable de la espléndida relación entre el presidente del Real Madrid y el entrenador del primer equipo. Hay gestos que no se pueden fingir.

Actualizado a
Emotivo abrazo Florentino-Mou.

Vaya por delante que la imagen, tomada antes del partido contra el Zaragoza, es prueba irrefutable de la espléndida relación entre el presidente del Real Madrid y el entrenador del primer equipo. Hay gestos que no se pueden fingir, especialmente para quien odia la hipocresía: Florentino Pérez y Mourinho se respetan y se quieren, diría que con un afecto casi familiar. Algo les une más allá de un contrato anual de diez millones de euros y una cláusula de salida por determinar.

La escena resultaría amistosa y plácida de no ser por la mano colgante de Mou, la que asoma por la solapa de Florentino como si fuera una piel de armiño o un pin de carne y hueso. Hace falta sentir mucha confianza para relajar el brazo de semejante manera. Piensen en el tiempo que tardaron en tomarse esa licencia con su pareja y añadan los años que necesitaron para que su pareja fuera suya; Casillas lleva menos tiempo en el Madrid.

Tocar el hombro del interlocutor es un modo de crear empatía según los tratados del lenguaje no verbal. Favorece la proximidad y capta la atención del otro. También indica una posición de dominio. Quien observe la imagen que nos ilustra y no conozca a los personajes (un selenita, por ejemplo), pensará que el bonachón caballero de corbata es quien ha pedido hacerse una foto con el simpático joven del chándal. Los ojos, en ocasiones, nos juegan malas pasadas.

En la cumbre de las Azores, productora de instantáneas inolvidables, George Bush posó su mano izquierda sobre el hombro de Aznar, aunque no se atrevió a descolgarla. Y así se suelen manejar los políticos que ejercen de anfitriones o cobradores. En general, los que tienen la sartén por el mango.

Educación. Hay que agradecer, no obstante, que el presidente madridista no correspondiera al gesto de Mourinho con uno igual. De estar colgados el uno del otro hubieran parecido dos muchachos de Erasmus, o lo que es peor, Florentino hubiera recordado a Joan Laporta. Y al loro, que no estamos tan mal, hombre.