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Rubin Kazán - Levante

Que no se hiele el sueño

El Levante post-Martins busca los cuartos europeos. Podría caer la mayor nevada sobre Moscú de los últimos 50 años. Se espera una entrada de unas 1.000 personas.

MoscúActualizado a
LA NIEVE NO LES ASUSTA. La expedición granota aprovechó la mañana de ayer para hacer turismo por los lugares míticos de Moscú.
David González

Ni la nieve ni el frío ni el césped artificial ni jugar fuera de casa... nada debe ser excusa ni impedimento para estar en cuartos de final de la Europa League. Ante un partido así hay que olvidarse de todo. No hay dolor, que diría aquel. Y enfrente hoy vuelve a estar el Levante ruso. Un Rubin Kazán que demostró en el Ciutat una solidez defensiva equiparable a la del 'JIM Team'. Los rusos no se andan con chiquitas y puede que sean favoritos al 51%, pero tendrán que mostrar una versión algo más alegre y atrevida que la normal, ya que necesitan algún gol para tener opciones de pasar. O eso, o jugársela a la lotería de los penaltis, que no quiere ninguno.

También mostrará otra versión el Levante post-Martins. No le queda otra a Juan Ignacio que adaptarse a lo que hay. Sin el nigeriano, el ecosistema es otro. Y aunque no se quiera reconocer de puertas para afuera, es sabido por todos que Acquafresca es otra cosa. El italiano tiene hoy la reválida definitiva después de dos parciales ligueros en los que no terminó de llegar al aprobado. Y más, cuando en el banquillo tampoco hay recambio natural. Por eso se antoja fundamental la determinación de la segunda línea. Barkero y Rubén deben multiplicarse y El Zhar, que apunta al once, recuperar su mejor versión. De ahí para atrás, lo demás es aplicarse como bien saben hacer los azulgrana e intentar que la clásica aparición salvadora de Keylor Navas no haga ni falta.

Sin errores.  Una clave podría ser la estrategia 'militar' de dos equipos tal para cual. En el Ciutat se comprobó que están cortados por el mismo patrón y que en cuartos estará el que menos errores cometa. Esto ya es un sálvese quien pueda. Y sólo puede quedar uno. El helado y desangelado Luzhniki (el estadio es neutral ya que no es el del Rubin) decidirá hoy el futuro de un Levante que se ha ganado a pulso la honra y el respeto del viejo continente, al que se ha dado a conocer a lo grande. Aquello que empezó a finales de verano en Escocia casi como una broma ha terminado convirtiéndose en un sueño del que el levantinismo no quiere despertar. A ilusión no les gana nadie. Los cuartos esperan.