Milagroso triunfo del Athletic ante un poderoso Valencia

Un milagro permite al Athletic coger aire. Iker Muniain, en su primer gol en el campeonato, dejó con cara de tonto a un Valencia espectacular en la segunda parte, en la que dio un repaso de pé a pá a los leones y no ganó por su mala definición y la actuación de Gorka Iraizoz, a quien su paso por el banquillo le ha aclarado las ideas. Paso firme de los locales hacia la salvación y atrás de los de Valverde en su pelea por la Champions, aunque jugando así no estará lejos de ella.

El Athletic hizo el gol cuando nadie lo esperaba, en una llegada por la derecha que desvió Mathieu con la puntera y cayó a pies de Muniain, que llevaba sólo cuatro minutos en la banda izquierda después de que Bielsa decidiese meter para el tramo final a Llorente y Aduriz juntos. El navarro utilizó con clase el interior para hacer imposible la estirada de Guaita. Iker salió así del túnel y La Catedral celebró el gol como si fuese el de un título.

El Valencia no tiró la toalla y gozó de claras ocasiones en las botas de Soldado. Sobre todo, una en la que mandó la pelota arriba con Iraizoz ya batido tras un pase de la muerte de Jonas, que anduvo tan fino con la pelota como desafortunado en su comportamiento. Fingió de manera lamentable una agresión de Muniain, tirándose al suelo sin que el navarro le soplase a la cara.

Valverde era consciente de que el Athletic presentaría una dura batalla en ritmo de juego y tiró de rotaciones. Dejó en el banquillo a Soldado, Jonas y Albelda. Y para la media hora, tuvo que dar entrada por lesión al capitán en lugar de Víctor Ruiz.

El partido nació trabado, con Banega tratando de hacer daño en la media punta y San José imponiendo su poderío en el pivote. Todo apuntaba a un encuentro con contadas ocasiones, así que tanto Ibai como Tino Costa probaron suerte desde lejos. Aduriz, con un cabezazo cruzado fuera, dio el primer aviso. El Valencia sobrevivía defensivamente con las ayudas, muy junto, y en ataque no encontraba la forma de que el balón llegase en condiciones a las bandas, a Feghouli y Piatti. Pero en la segunda mitad, todo sería distinto.

Penalti a Aduriz. El arbitraje de José Antonio Teixeira fue desconcertante. Mal ayudado por sus líneas, que cambiaban el sentido del banderín sin ton ni son, escamoteó al Athletic un clarísimo penalti de Tino Costa por agarrón a Aduriz en el minuto 34. Le prendió del cuello y le tiró al suelo delante de sus narices y se acobardó. En un partido tan cerrado como el que se disputaba en La Catedral, supuso una losa para los leones.

En uno de esos desatinos de Teixeira, que acabó en falta y tarjeta a Mathieu, Ibai mandó un zapatazo al larguero, en la ocasión más clara hasta el descanso.

El Valencia salió con otro talante muy distinto tras el descanso y se merendó a los leones, que fueron un muñeco en sus manos. El mal árbitro compensó el penalti no pitado con otro de Aduriz por mano y las ocasiones visitantes fueron cayendo de una en una. Liderado por un espectacular Feghouli, que mandó al vestuario por impotencia a Aurtenetxe, pudieron marcar el extremo valencianista, Piatti, otra vez Feghouli, Parejo de falta y Soldado. En medio, una tibia ocasión de Muniain malograda con un tirito que nada tuvo que ver con el obús que después mandó a la red.