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RAYO VALLECANO 2 - ESPANYOL 0

El Rayo vuelve a llamar a Europa y el Espanyol se estanca

Domínguez y Piti culminan con goles la superioridad vallecana para imponerse por 2-0 al conjunto dirigido por Aguirre y acercarse, de nuevo, a los puestos europeos.

Actualizado a
ChoriDomínguez celebra con sus compañeros, el brasileño Leo Baptistao y Casado, el gol marcado al RCD Espanyol.
ChoriDomínguez celebra con sus compañeros, el brasileño Leo Baptistao y Casado, el gol marcado al RCD Espanyol.Víctor LerenaEFE

Si el Rayo finalmente accede a Europa, será gracias a victorias como la cosechada contra el Espanyol. Por intensidad, paciencia y fútbol, los franjirrojos le ganaron a los pericos la partida (del juego) y también el partido, con dos zarpazos en forma de goles de Domínguez y Piti después de haber dormido a su rival a base de tocar y tocar. Paco Jémez, entre muchos otros méritos de esta temporada como hacer de la necesidad virtud, ha obrado que su equipo por instantes construyera un rondo sin final ante un Espanyol repleto de obreros pero despojado de un ideólogo, sobre todo de entrada: Aguirre prescindió de Verdú como medida sorprendente y los pericos anduvieron descabezados.

El Rayo, con 41 puntos, sigue llamando a las puertas de la Europa League y cuando menos está casi salvado virtualmente. El Espanyol, que suma tres partidos sin ganar y se mantiene en 32 puntos, empieza a ver cómo el camino hacia la permanencia se le hará más largo de lo que preveía hace solo unas semanas, durante la racha triunfal del ‘Vasco’.

Dominó el Rayo, cierto, pero el tempranero gol que le daría ventaja en el marcador y en la calma ya arribó no en una jugada cocinada a fuego lento, sino en una acción veloz. Un golpe al Espanyol con su propio arma. Fue un contragolpe abierto a banda para que Baptistao engullera a media zaga antes de centrar y propiciar que el ‘Chori’ Domínguez devorase a la otra mitad con un certero remate llegando desde atrás. Con el 1-0, de nada servía ya la presión avanzada del Espanyol ni el 4-4-2 que se inventó Aguirre para situar a Stuani en punta junto a Sergio García, el único que inquietó al Rayo. Mientras la grada de Vallecas pedía dimisiones en la directiva, los jugadores iban tomando con jerarquía las riendas del partido. Casilla se tuvo que emplear a fondo en varias acciones para mantener esa distancia mínima, como en un chut del ‘Chori’ o un zarpazo de Piti desde la frontal.

Providencial también fue el portero del Espanyol en la reanudación, en dos ocasiones, sobre todo estirando los dedos para que Baptistao –cuya movilidad desnudó las vergüenzas de la zaga perica una y otra vez- entrase directamente con el balón a la portería, tras un soberbio pase de Piti a la espalda de los centrales. El Rayo, sin embargo, fue poco a poco cediendo algo de terreno, y eso que sus triangulaciones podían ser todo lo largas que deseasen sin que el Espanyol pudiera hacer nada por evitarlo. Ya con Verdú, y con Wakaso, estiraron líneas los blanquiazules a falta de media hora. Y así llegó un centro-chut casi involuntario del mediapunta, desviado a córner por Rubén, como ocasión más clara de los visitantes.

Pero nada más lejos de la realidad. Casilla pasó de héroe a villano en un par de minutos. Y el Rayo, como en la acción del primer gol, no necesitó de su juego combinativo para anotar el 2-0, sino de un pase de 40 metros para que Piti, con extraordinaria perspicacia, además de ganar la espalda a toda la defensa se lanzase al suelo para anticiparse al guardameta perico. 11 goles en esta Liga del catalán, cuya alianza por el gol está por encima incluso de lesiones, como la fractura de cúbito con la que jugaba este encuentro. Con el encuentro dando sus últimos coletazos, Rubén lució sus reflejos desviando un remate a bocajarro de Stuani a la salida de un córner. Quizá era demasiado premio para un Espanyol que cosechó la tercera derrota de la era Aguirre y, seguramente, su peor partido en este fructífero periodo.