El Betis sigue lanzado y duerme en los puestos de Champions

Ocho minutos duró Pabón sobre el campo, los suficientes como para inventarse un pase al espacio de fantasía, a lo Laudrup, que dejó solo a Rubén Castro para que “el más listo de la clase” (así lo había bautizado Mendilibar en la previa, tan sabiamente, para su desgracia) le diera al Betis dos puntos que se le escapaban y que al retenerlos le sitúan quinto, en una virtual posición de Champions. A decir verdad, el equipo verdiblanco sólo dio a chispazos, por su pegada, la sensación de poder ganarle el partido a un Osasuna que tuvo más la pelota y mereció sacar algo de Heliópolis. Pero la pegada manda en esto del fútbol y que se lo digan a los rojillos, que sólo han metido 23 goles. Por eso seguirán peleándose por no caer en el pozo.

Piscina de Campbell

Ganó el Betis en la piscina de Heliópolis, un terreno encharcado en la que Campbell pareció Phelps, porque a este costarricense cedido por el Arsenal le debe el equipo verdiblanco mucho o bastante parte de sus últimos buenos resultados. A Wenger no le carbura el Arsenal y debe andar tirándose de los pelos. No parece que Arsene acceda a los deseos verdiblancos de retenerle un año más. Ayer hizo suya la banda y se inventó otra asistencia, a la cabeza Molina (1-0, 19’) que puso en franquicia al Betis.

Después de eso, el Betis se desconectó del partido, casi por completo en el segundo tiempo. Silva empató con justicia y Osasuna pudo hasta ganar. Pero esto es para listos. Para Pabón y Rubén.