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VALENCIA 2 - MALLORCA 0

El Valencia se crece ante las adversidades

Ricardo Costa y Roberto Soldado dan la victoria a un Valencia que jugó desde el minuto 27 con uno menos por la expulsión de Tino Costa.

Actualizado a
El Valencia se crece ante las adversidades
JOSE JORDANAFP

El Valencia ha echado mano de la casta y de su pegada para sacar adelante un partido que pocos imaginaban que fuera a ganar con tal solvencia cuando se llegó al descanso del mismo. Los goles de Ricardo Costa y Roberto Soldado han premiado la entereza que han demostrado tener los de Valverde para saber sobreponerse a la infinidad de contratiempos sufridos en la primera mitad (expulsión de Tino Costa y lesión de Adil Rami) y a su vez han castigado, quizás con exceso, a un Mallorca que se ha encontrado en Diego Alves a su peor enemigo. Tres puntos claves para un Valencia que continúa en su particular remontada en Liga hacia la cuarta plaza que ocupa el Málaga y ocasión perdida para un Mallorca que sigue en las croacas de la clasificación.

Pasaron muchas cosas antes del descanso y solo una buena para el Valencia, que fue que Diego Alves se marchó a los vestuarios sin haber encajado un gol. Todo lo demás, para olvidar por parte ché. Bien Gregorio Manzano en su planteamiento inicial. Muy bien. Asfixió al Valencia y desesperó a los de Valverde. Hasta el punto que Tino Costa protagonizó la jugada tonta del partido y la que Ricardo Costa y Soldado evitaron que fuera la transcendente. El argentino soltó la pierna y luego el brazo ante la presión de Pina. Pérez Lasa no se lo pensó. Roja directa. Quizás el argentino hizo poco como para que un equipo que se quede con diez. Posiblemente también el Tino mereció irse al vestuario por hacer algo fuera de lógica. Corría el minuto 27 y como quiera que ya de antes al Mallorca se le veía más y mejor asentado en el campo, se intuía que la tarde se le podía hacer muy larga a los locales.

Los de Manzano fueron mejores tanto contra once como contra diez. Incluso sus mejores ocasiones llegaron cuando sobre el terreno de juego eran los mismos. Cada vez que Giovanni Dos Santos entraba en acción, el Mallorca inquietaba a Diego Alves. Cuanto menos evidenciaba el conjunto bermellón que le tenía tomado el pulso al juego y que ésta podía ser su tarde. Pero solo lo fue hasta el descanso.

El mexicano en los primeros compases le metía una marcha más al partido. Le faltó eso sí acierto. Diego Alves se le apareció cual molino de viento a Don Quijote y el brasileño bloqueó con seguridad y solvencia un disparo cruzado de Giovanni, la que fue sin duda la mejor ocasión de toda la primera mitad (minuto 15), un mano a mano del mexicano tras excelente pase de Martí, un futbolista que junto a Pina desequilibraron la batalla en el centro del campo hacia su bando.

El Valencia vivía mientras tanto uno de esos días en los que si monta un circo le crecen los enanos. El público estaba dividido, unos de huelga (la grada joven), otras con la caña preparada para disparar a la mínima y, los menos, con la paciencia necesaria para soportar un partido como el que estaban haciendo los suyos. Luego lo de Tino Costa. Y para más inri, la lesión de Rami. Total, que en diez minutos Valverde tuvo que hacer dos cambios para organizar el desaguisado que tenía. Víctor Ruiz por Bernat para fortalecer la medular (con bronca incluida del respetable por sustituir al canterano) y después Canales por el lesionado Rami, retrasando a Ruiz junto a Ricardo Costa y dejando al cántabro como pareja de Parejo.

Lo dicho, lo mejor que le pudo pasar al Valencia y lo que seguro aún se lamente el Mallorca era irse al descanso con empate a cero. Porque aunque el conjunto bermellón arrancó la segunda mitad como se despidió de la primera, dominando, en Mestalla se cumplió la máxima de que quien perdona en el fútbol, la paga. Un salto imperial de Ricardo Costa a la salida de un córner fue como dejar caer un jarro de agua fría en la cabeza de Manzano. Ese gol del central portugués (minuto 59) daba a los de Valverde lo que no habían tenido en ninguna fase del encuentro: control de la situación.

Valverde también estuvo acertado con la última bala que le quedaba en la recámara. La salida de Cissokho hizo más sólida la zaga y a la vez le dotó a la banda izquierda de una profundidad de la que estaba adolenciendo. Ese ir a más del Valencia se sumó a un ir a menos de Giovanni. Sin el desparpajo del mexicano, el Mallorca era un equipo más previsible. Nunca cejó en su empeño de salir con algo positivo de Mestalla, aunque todo lo que mereció antes del descanso no lo materializó en la segunda parte. Al contrario. El segundo gol del Valencia, obra de Soldado tras gran asistencia de Parejo (minuto 79), premiaba la fe y el saber recomponerse de los blanquinegros y castigaba al Mallorca, posiblemente con exceso haciendo un retrospectiva global del partido, quizás de manera justa atendiendo solo a los últimos 45 minutos.

El gol de Ricardo Costa calmó las ánimos de los blanquinegros. De todos en general. De los jugadores y de sus aficionados. Por el contrario desubicó a los bermellones. Los de Manzano adolecieron de ideas. Se ofuscaron en ir por el centro y por ahí se toparon con un muro. El Valencia tenía la venía que le había dado la expulsión de Tino Costa para atrincherarse atrás aunque jugara en casa y Parejo y Canales se hicieron fuertes en la medular. Por si ello fuera poco, en las ocasiones en las que el Mallorca pisaba área, Diego Alves se mostraba seguro, sobre todo en un remate de cabeza de Víctor Casadesus (minuto 73).