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Real Madrid - Manchester United

En Inglaterra califican el Madrid-Manchester como el partido año

Un Real Madrid-Manchester United huele a historia y en las Islas se habla más de ello que de su liga. Y en esta ocasión nadie se atreve a vaticinar un claro triunfo de los 'red devils'.

Actualizado a
Van Persie es la gran amenaza.
Getty

Parece que no haya otro partido en Europa esta semana. Lo que puede considerarse una desconsideración hacia Valencia o PSG o Celtic debe entenderse también como el mayor de los éxitos de la principal competición europea: hay noches que todo el mundo espera con ansia (incluso en octavos de final). El propio Mourinho lo reconoció en la televisión del Manchester United: "Es el partido que todos quieren ver. Espero darles lo que esperan".

Un Madrid-United huele a historia, moderna y antigua, y eso se refleja en que, por una vez, se habla más en Inglaterra de la Champions que de su potente liga. Por supuesto, la diferencia de puntos entre los de Ferguson y el City ayuda, y el encuentro ante el Everton fue, en muchos sentidos, un ensayo general antes del viaje a Madrid.

La alineación, por ejemplo, despejaba alguna duda para el partido ante el equipo de Mourinho: ¿Iba Ferguson a probar con algún otro lateral derecho quizá con menos vocación ofensiva que Rafael para prepararse ante el reto de detener a Cristiano? No, fue la respuesta. Sir Alex dejó en el equipo al brasileño que se vio las caras con el lateral de largo recorrido Leighton Baines, con Pienaar y con Fellaini que se descolgaba por la izquierda. Ferguson es consciente de que Cristiano es el mayor peligro blanco como revelan su elogios en Daily Star: "Zidane o Figo eran fantásticos, pero no tan buenos como Cristiano. Le vendimos barato. Debimos pedir por él 177 millones".

Rafael da Silva no estará solo. Jones jugó ayer a la derecha del centro del campo para parar la ofensiva en esa banda, como también hizo contra el Tottenham y Gareth Bale semanas atrás. Está por ver si el centrocampista se recupera del golpe en el tobillo de ayer. Descansaron Carrick, Ferdinand, y Wellbeck. Ryan Giggs (39) podría ceder su posición al delantero inglés porque Ferguson sabe que la manera de pillar al Madrid despistado es en la transición, y Wellbeck ayudaría con su velocidad.

Como ante el Everton, el Manchester está cómodo recogido atrás y saliendo a la contra. Y tras el primer tanto cedieron casi totalmente la posesión y Rooney se convirtió en un centrocampista más. El United ya no controla los partidos como años atrás: en parte es estilo de juego y en parte por las características de sus futbolistas, más cómodos con latigazos que masajeando el balón, a excepción de Cleverly que acompañará a Carrick.

Hegemonía. A ojos de Ferguson, el encuentro ante el Madrid no tiene quizá el aura de hace una década. Han aparecido nuevas potencias (especialmente el Barça, también el City) que han adelantado a este encuentro en cuando a expectativas y rivalidad. Pero para la afición, viajar al Bernabéu y enfrentarse a los jugadores madridistas tiene sabor a partido del año. Conscientes del descenso de calidad de la liga inglesa, ya nadie se atreve a vaticinar un triunfo inglés como se hacía hace unos años (recuerden por ejemplo el desprecio que se tuvo hacia el Barça en la final de 2009, una confianza excesiva que incluso alteró la táctica del Machester United). Ni siquiera el hecho de que la vuelta se juegue en Old Trafford hace que nadie se atreva a adivinar una clara victoria de uno u otro.