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RAYO VALLECANO 2-ATLÉTICO 1

Un estupendo Rayo muestra las costuras del Atlético más gris

Los goles de Lass y Leo Baptistao en la primera parte dejaron sin reacción a los de Simeone, que volvió a rotar sin éxito. Falcao acortó distancias ya sin tiempo.

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Leo Baptistao marcó así el 2-0.
Leo Baptistao marcó así el 2-0.DANI SANCHEZ

Lo primero, el Rayo: olé, olé y olé. Bien planteado, se pueda aprovechar un estudio para que parezca un piso, lo que debería ser imposible es que diera la sensación de ser un palacio. Paco Jémez y Felipe Miñambres han conseguido que el equipo con el presupuesto más bajo de Primera esté peleando la Champions. Y no de cualquier manera, un modesto con garra y con suerte, nada de eso. El Rayo gana porque es mejor, porque juega mejor; porque te baila si es necesario. Pregúntenle al Atleti.

Un Atleti al que se le empiezan a ver las costuras. Era inevitable. Simeone ha estado haciendo magia con una plantilla muy corta y cuando la temporada se empieza a poner intensa, no le da para todo. Por segunda salida consecutiva, el Cholo reservó a varios de sus pilares (Arda y Godín, esta vez) y, al igual que en San Mamés, salió escaldado. Los suplentes no están a la altura. Pensando en el presente puro y duro, se equivocó el técnico. A medio plazo, seguramente no tenga más opciones que empezar a arriesgar con los descansos. Difícil encrucijada.

Dos minutos y medio tardó el Rayo en aprovecharse de ese regalo para cualquier delantera llamado Cata Díaz. Ante el centro cruzado de Piti, el argentino decidió, en el corazón del área, jugar al despiste: metió el pie y lo quitó en el último momento sin despejar. Lass, que se había comido a Filipe Luis, lo agradeció marcando desde cerca. Como ha sucedido varias veces este año, es entrar el Cata y regresar la defensa del Atleti a sus vicios anteriores al Cholo, cuando en vez de al fútbol se dedicaba al circo.

La primera parte fue un festival de Leo Baptistao, Lass, Piti y el Chori Domínguez, con Trashorras marcando el ritmo a placer. Especialmente significativo fue el estupendo partido del brasileño, ya fichado por el Atleti, cuya actuación contribuyó a resaltar la nueva desaparición de Adrián. Si al aficionado medio rojiblanco, que tiende a venerar al asturiano, le ofrecen al descanso cambiar ya al uno por el otro, ni titubea. Tuvo que ser Leo quien marcase el 2-0 en el minuto 32, en el enésimo balón cruzado al área que nadie fue capaz de despejar. El balón le llegó a Lass cuyo centro lo remató su socio ante el doble error de Cata y Filipe, contagiado toda la noche.

Simeone intentó arreglar el desaguisado en el descanso recurriendo a Arda y el turco mejoró algo el panorama. Pero no bastó. Sin Diego Costa, al Atleti le falta el alma y Falcao, peleón siempre, vive días grises, aunque incluso en estos sigue marcando. El Rayo no se descompuso ni con la exagerada expulsión de Paco, aunque bajó el pistón y las ocasiones gotearon: una llegada de Filipe Luis que sacó Rubén, una estupenda jugada de Arda que se fue rozando el palo y poco más hasta que entró Óliver.

Sólo fueron diez minutos, pero le bastaron al canterano para enviarle un mensaje al Cholo: puestos a rotar, paso al futuro. En poco tiempo, le dio tiempo a dejar tres detalles de control y visión y a buscar el gol en una acción de calidad. El talento es obvio. El gol de Falcao, tras un barullo en un córner, llegó tan tarde que ni lo celebró. La herida está ahí: el Atleti no gana fuera desde el 18 de noviembre y le faltan soldados. Al Rayo lo único que le falta es que le hagan la ola. La merece.