'Crónica de un desencuentro', más allá del caso Mijatovic

En la conferencia de prensa se produjo desconcierto cuando un periodista inquirió a Miguel Muñoz, técnico del Real Madrid, si sabía que en la calle se decía que su equipo ganaba como El Virginiano, serie de televisión que estaba de moda y uno de cuyos protagonistas principales se llamaba el Trampas". El periodista era valenciano y la anécdota, de 1972. Ésta y múltiples más relacionadas con los duelos entre el Madrid y el Valencia son recogidas por el periodista y escritor Paco Lloret en su Crónica de un desencuentro.

El relato trata de explicar las razones por las que posiblemente el Real Madrid es el enemigo número 1 del valencianismo. Una "rivalidad muchas veces incomprendida", como explica en el prólogo el periodista de El País Cayetano Ros, y que arranca "mucho antes del caso Mijatovic", al menos desde el prisma valencianista. Hay afrentas históricas que explican porqué al Real Madrid se le tiene de siempre tirria por Mestalla. Fue el primero en ganar allí un partido de Primera División (1932). Fue campeón en la primera final de Copa que disputó el Valencia (1930) y más reciente está la final de Champions de París (2001).

Unas 80 de sus 266 páginas se destinan a las actuaciones arbitrales polémicas. Como la de un partido de 1969 en el que le anularon a los ché tres goles. Ya en 1954, Díaz, su capitán, dijo con ironía: "Ganar aquí (Bernabéu) parece imposible", frase similar a la dicha por Benítez en 2002.

Real Madrid y Valencia se han enfrentado en partido oficial en 187 ocasiones. Dos de ellos ni tan siquiera llegaron al minuto 90. En 1930, el valencianista Pasarín mandó a los suyos al vestuario en el 85' tras anularles un gol legal, mientras que el día de San José de 1972, cuando ambos luchaban por el liderato, las decisiones de Sánchez Ibáñez provocaron una lluvia de almohadillas y en el 87' el árbitro pitó el final.

El libro habla también de puntos de unión. Los encabeza Di Stéfano, el mejor jugador de la historia blanca y uno de los grandes técnicos del Valencia. Como también Benítez, con pasado merengue. O la excelente relación entre Santiago Bernabéu y Luis Casanova. Lloret argumenta que el "fenómeno del antimadridismo" tomó trascendencia, que no origen, con el discurso inconformista de Paco Roig, el del transgresor Jaume Ortí y sus "galácticos", con Pedja, Mendieta o Villa...; "batallas deportivas y guerras mediáticas".