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Atlético 1 - Celta 0

Adrián felicitó las fiestas al Atleti

Un zurdazo del asturiano, en el minuto 77, dio el triunfo a los rojiblancos, que cerraron su año de las luces. Arda dio muletazos de mucho arte y el Celta apenas inquietó a Courtois.

MadridActualizado a
Adrián celebró así su gol.
Alberto MartinEFE

Hay años buenos y malos, pero uno apenas sueña con uno perfecto. El Atleti lo ha tenido en 2012 de la mano de Simeone y Falcao. Dos títulos, Navidad feliz como segundo de la Liga y una resurrección ultrasónica, de hazmerreír a señor equipo en doce meses. El final de 2012 respondió a su desarrollo: victoria, de un modo u otro, pero victoria. Trabada, eso sí, ante un Celta que se defendió con eficiencia hasta que Adrián volvió a ser Adrián y resolvió con un golazo. Un momento ideal para resucitar.

Durante la primera parte el Atlético llevó la iniciativa, bien en la presión, insistente sin apresurarse, todos cumpliendo con su labor... excepto Falcao. El colombiano se ofreció como siempre, pero Túñez y Cabral, viejo compañero del Tigre en River, le taparon las rendijas como silicona, aislándole y forzándole a alejarse del área. Aun así, las oportunidades fueron cayendo por su propio peso ante un Celta que ya de inicio había renunciado a parte de su ideario al prescindir de un delantero (Bermejo) para reforzar el mediocampo con Natxo Insa. En consecuencia, fue un equipo más sólido, pero menos chispeante que de costumbre.

Arda lideró la primera oleada rojiblanca, que deparó tres ocasiones entre los minutos 10 y 12. Primero, el turco se marcó una exhibición de malabares, conduciendo la pelota con la cabeza cual foca circense, tirando una pared y viendo cómo su pase de la muerte le era arrebatado a Diego Costa de la punta de la bota. En el córner consiguiente, enganchó una volea más potente y estética que cercana a la red. Y culminó su trilogía robando un balón que, previa dejada de Diego Costa, acabó en la frontal para que Koke, a placer, ajustara tanto que pegase al palo. Fue la ocasión más clara.

Tras sobrevivir milagrosamente al revolcón, el Celta se levantó, se alisó la camiseta, se peinó un poco y recuperó la compostura. Al menos dejó de sufrir, aunque la existencia de Courtois era para los celestes una cuestión de fe. No había pruebas. Aspas, revoltoso pero abandonado a sus suerte, añoraba la compañía que sólo le otorgaba Álex López, futbolista interesantísimo. Poco ante Miranda y Godín. No se habla de ellos y eso es lo mejor que se ha podido decir de una defensa del Atleti desde los tiempos de Solozábal.

Aunque Diego Costa rozó el gol en un remate con la planta de la bota, el descanso llegó entre cierta somnolencia general. Y del vestuario surgió un Celta que se había tomado un par de cafés. Durante un cuarto de hora, se instaló en el campo rojiblanco. No creó peligro, pero sí inquietud. Así que el Cholo recurrió al Cebolla, que es como una inyección de adrenalina en el corazón. Funcionó una vez más.

Porque con la entrada del uruguayo, el Atleti recuperó la intensidad. Y en breve se le unió Adrián, que al fin recordó lo que le hizo grande la temporada pasada, su condición de desatascador de partidos enredados, de inventarse una genialidad cuando la ortodoxia no resuelve. Su zurdazo rumbo a la escuadra en el minuto 77 valió un triunfo que ni la reacción posterior del Celta y ni la expulsión de Miranda pudieron evitar. El brasileño, Arda y Falcao se perderán el próximo partido. Pero eso ya será 2013, un año nuevo. 2012 acabó ayer y fue mágico para el Atleti. Felicidades.