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Eibar 1 - Málaga 1

Onyewu salva al Málaga

Un gol en el tiempo de descuento del central le salva los muebles al Málaga. El Éibar dio guerra con su fútbol directo y se adelantó con un tanto de Añibarro.

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El portero del Eibar Joan Altamira (i) despeja un balón ante el defensa brasileño del Málaga Weligton de Oliveira (2i) durante el partido de octavos de final de la Copa del Rey que ambos equipos han disputado hoy en el estadio de Ipurua de la localidad guipuzcoana de Eibar.
El portero del Eibar Joan Altamira (i) despeja un balón ante el defensa brasileño del Málaga Weligton de Oliveira (2i) durante el partido de octavos de final de la Copa del Rey que ambos equipos han disputado hoy en el estadio de Ipurua de la localidad guipuzcoana de Eibar. Javier EtxezarretaEFE

El Málaga pensó tanto en el Real Madrid que se olvidó de la Copa. Y se hubiera llevado una derrota más que merecida de no ser porque, en la jugada final, el americano Onyewu aprovechó una horrible salida de Altamira para neutralizar la ventaja que el Eibar pensaba defender en La Rosaleda con el cuchillo en la boca.

Con el barro y agua a la antigua usanza como aliado, el equipo armero salió con mucha intensidad ante un rival observador y reservón, obligado al cuerpo a cuerpo y aplicando oficio como antídoto al entusiasmo de un aplicado adversario sin nada que perder y con el antecedente fortalecedor de haber mandado a la cuneta al Athletic de Bielsa, el equipo copero por antonomasia.

Barro y barro. Con estos ingredientes, el primer tiempo se hizo muy largo. Fue infumable. Sin juego ni ocasiones. Dos boxeadores que se tanteaban acumulando puntos de humo con ganchos cortos ausentes de contundencia. Sin arte ni efectividad. Un soberano aburrimiento.

Alguna habilidosa acción del bilbaíno Isaac Aketxe no despertaba del letargo al personal. El evento, frío como el tiempo. Los delanteros no la olían. Saviola correteaba y poco más. Y el Málaga pagó su soberbia Añíbarro, en el 75' metió la bota lo justo para que el balón se incrustase lejos de Kameni La fiesta en Ipurúa, imaginando otra gesta como la reciente de San Mamés era encomiable, Sergio Sánchez dibujaba una artesanal vaselina que se iba al palo con ayuda de Altamira. Pero los azulgranas ganaban Justo premio a la ilusión de los guipuzcoanos, que se hubieran llevado un estupendo triunfo si no hubiera sido porque Onyewu, que había hecho otro partido horroroso, aprovechó el obsequio de Altamira para anotar un gol que puede valer por unos cuartos de final. Era el minuto 92. Una falta sacada por Buonanotte y el portero eibarrés, que se estrenaba como titular, salió muy mal y el altísimo estadounidense metió la testa y anotó su segundo gol en Copa (el primero fue en Cáceres). Al menos hizo algo decente.

46 faltas entre ambos

El Málaga es un equipo que no suele cometer muchas faltas, una media de seis o siete. Ayer hizo 21. El Eibar por su parte hizo 25. El pesado estado del terreno de juego propició el contacto y, por tanto, las infracciones.