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EIBAR 1 - MÁLAGA 1

Onyewu rompe el fortín de Ipurua y encarrila los cuartos

Un gol en el descuento del central le salva los muebles al Málaga. El Éibar dio guerra con su fútbol directo y se adelantó con un tanto de Añibarro.

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El delantero uruguayo del Málaga "Seba" Fernández avanza con el balón ante el delantero del Eibar Joseba del Olmo, durante el partido de octavos de final de la Copa del Rey que ambos equipos han disputado hoy en el estadio de Ipurua de la localidad guipuzcoana de Eibar.
El delantero uruguayo del Málaga "Seba" Fernández avanza con el balón ante el delantero del Eibar Joseba del Olmo, durante el partido de octavos de final de la Copa del Rey que ambos equipos han disputado hoy en el estadio de Ipurua de la localidad guipuzcoana de Eibar.Javier EtxezarretaEFE

Piensas en Eibar y el cerebro se te llena de metal. De cosas pesadas, de hierro, de armas. Piensas en Ipurua y trasladas mentalmente estos elementos al terreno de juego, pesado por la intensa lluvia del norte, embarrado, ni mejor ni peor que otros, simplemente, una de las mil caras del fútbol. Y te tiemblan las piernas. Esta temporada, decir que este estadio es un fortín es quedarse corto. Nueve partidos, nueve victorias para el Eibar en el grupo II de Segunda B. Y el Málaga, sin Joaquín ni Isco para dar el último pase y los dos o tres regates desequilibrantes, embarcó en esta aventura a Buonanotte, Seba Fernández y Saviola. Los tres pequeños atacantes se las tenían que ver contra la metalúrgica defensa local. Al final tuvo que ser el estadounidense Onyewu quien salvara los muebles al Málaga.

En la primera parte se vio fútbol directo, sin menospreciar ni mucho menos está opción táctica. Se ha convenido que es la mejor manera de jugar cuando el campo está en mal estado, cuando llueve y cuando el balón no circula bien por abajo. Ahí los locales tenían las de ganar. Por eso avisaron temprano con un peligroso centro de Bingen desde la banda derecha que no encontró rematador, y también poco más tarde con una combinación entre el jugador vasco y Del Olmo.

El Málaga, sin Jesús Gámez, Demichelis, Joaquín, Eliseu, Portillo, Isco y Santa Cruz -reservados contra el Real Madrid-, intentó sin éxito echar el balón al piso, pero los acelerados atacantes que dispuso hoy Pellegrini se topaban una y otra vez con la zaga del Eibar. El partido estaba para una acción individual, para un golpe de suerte o para una falta bien ejecutada. Quizá la única que tuvo el cuadro andaluz fue gracias a un saque de esquina lanzado con su maestría habitual por Duda, pero no encontró rematador.

Los locales tuvieron las ocasiones más claras de la primera parte en las botas de Capa, que remató un gran centro de Del Olmo desde el costado izquierdo, y del delantero Jito, que tras un rechace consiguió disparar dentro del área de Kameni (minuto 37).

La voluntad del Eibar de presionar a su rival hasta la extenuación no cesó en la segunda parte hasta que las piernas del conjunto armero dejaron de responder. Por eso el Málaga se sintió algo más cómodo, y entre Recio y Duda intentaron darle otro aire al partido. También Pellegrini puso más calidad sobre el terreno de juego al dar entrada a Juanmi en lugar de Saviola (minuto 61).

Sin ocasiones claras, la emoción del partido seguía pendiendo de una falta o de un córner. Duda lo intentó en un lanzamiento con bote demasiado blando (minuto 65), pero cada saque de esquina local era celebrado con alborozo, casi como un penalti. Al final se cumplió el cliché de este tipo de encuentros, porque el partido se decidió a balón parado. Fue Bingen quien lanzó con mucha calidad una falta a la espalda de la defensa malaguista y el central Añibarro quien marcó el 1-0 (minuto 73).

Todavía tenía tiempo el Málaga de firmar su gran ocasión para empatar el encuentro. Fue Sergio Sánchez, que la picó con mucha calidad al ver adelantado al meta Altamira, pero el balón tocó en el larguero (minuto 84). Y con el tiempo ya cumplido llegó el gol del empate. Fue el central Onyewu quien remató de cabeza (1-1, minuto 93) tras una espantosa salida de Altamira, demasiado osado esta vez. El estadounidense derritió casi todo lo propuesto por el Eibar de un plumazo y deja encarrilada la eliminatoria copera.