Negredo redime al Sevilla pero no al errático Muñiz Fernández

Anoche se disputaron dos partidos en Cornellà-El Prat. Por un lado, el de la distinción: el penalti a lo Panenka de Verdú, la reivindicación de un veterano ilustre como Simao y el olfato siempre a punto de otro clásico, Negredo. Por otro lado, el de la destrucción: de ello se encargó -sobre todo durante la primera mitad- Muñiz Fernández, quien decretó un penalti por equipo (el segundo, a favor del Sevilla, un más que riguroso forcejeo entre Stuani y Kondogbia) y resultó protagonista en la acción que dejó a los de Míchel con diez, en el 38'. El árbitro autorizó a Reyes el lanzamiento de una falta e, incomprensiblemente, se marchó a dialogar con la defensa perica: el utrerano la ejecutó, Muñiz anuló la acción y le mostró la segunda amarilla.

Pero el Sevilla, aun en inferioridad numérica, supo sacar un empate in extremis que tal vez haya servido para salvar la cabeza de Míchel. De rebote, también contribuyó para que el Espanyol, que con la victoria abandonaba provisionalmente la zona de descenso, se mantenga en ese pequeño infierno una semana más. Aunque para averno, el que estaba viviendo Simao. El portugués, apartado por Pochettino y titular en Granada ya con Aguirre (que le tuvo a sus órdenes en el Atlético), entró en el minuto 59. Por entonces, mandaba el 1-1, con el primer penalti materializado por Verdú y el segundo, por Rakitic. Y, en el primer balón que tocaba, Simao anotó el 2-1, su estreno como perico. De cabeza, a la salida de un córner: la antítesis de quien siempre fue un centrador y no se caracterizó por su estatura.

Pero si el luso se convirtió en agosto en el fichaje estrella de este Espanyol, la vuelta de Negredo tras una lesión -en el minuto 64- sí supuso una gran adquisición de otoño-invierno para el Sevilla. Esperó para marcar al 91', casi a la madrugada, pero ahí fue letal.