El madridismo pondrá hoy el ojo sobre Cristiano Ronaldo

Habló Karanka. No está claro si lo hizo por la visita del Athletic, su primer club, o para evitar a Mourinho preguntas sobre Cristiano, más cerca del adiós que de la renovación, según reveló este mismo periódico en su edición de ayer. Aunque el auditorio era de periodistas (malvados, en su mayoría), Karanka atendió exclusivamente a la imaginaria cámara de Mourinho, su jefe y examinador. De ahí el disfraz de hombre huraño. No haría falta tan mimética obediencia. Se puede comulgar con una ideología sin calcar el estilo del ideólogo.

La conferencia de prensa recordó en algún modo a esos concursos humorísticos que penalizan a quien se ríe. Karanka es el concursante de una tortura mucho más cruel, pues a él también se le castigan las palabras amables, la sinceridad y hasta el menor atisbo de felicidad. La prohibición es confraternizar con el enemigo. Lo que importa es transmitir el mensaje y lo que puntúa es acertar con los dardos.

Si algo nos quedó claro es que hoy jugará Cristiano, aun con el ojo maltrecho. Su gen competitivo se acompaña esta vez de su último ataque de morriña; Ferguson siempre tuvo un modo más cariñoso de abrir las cejas de sus futbolistas, que le pregunten a Beckham. El Bernabéu juzgará esta noche el valor y la saudade, y, como siempre sucede, no habrá recelos que resistan un buen gol, por no hablar de los efectos curativos de un doblete o un hat-trick.

Del discurso de Karanka también se puede deducir que Khedira recuperará puesto en el once, en detrimento de Essien, que ayer se entrenó en solitario. También volverá Benzema y la única duda morbosa será el lanzador de las faltas: Cristiano, Özil o Sergio Pie de Seda Ramos.

El Athletic, por su parte, acude a la cita después de vislumbrar lo que parecen brotes verdes. Las victorias en Granada y frente al Sevilla han elevado la moral de la tropa. Faltarán Herrera y De Marcos, pero Gurpegi e Iturraspe garantizan el coraje y el talento del mediocampo. Para todo lo demás está Aduriz, goledador en racha y la losa deportiva (hay otras) que tapona a Llorente.

En definitiva: duelo clásico, eterno, de los que apetecen siempre y esta noche más.