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VALLADOLID 1-VALENCIA 1

El protagonista fue Cissokho

El francés marcó, hizo penalti y fue expulsado. Dani volvió a fallar en el gol ché. Víctor Pérez hizo el empate. Gol anulado por fuera de juego a Soldado

Actualizado a
INTENSO. Valladolid y Valencia jugaron un partido con mucha intensidad, si bien en la segunda parte los ché parecieron bajar un poco el ritmo.
INTENSO. Valladolid y Valencia jugaron un partido con mucha intensidad, si bien en la segunda parte los ché parecieron bajar un poco el ritmo.

El Valladolid acabó más contento que el Valencia en el empate de ayer en Zorrilla. Quiso ganar en la segunda parte, pero también pudo perder y, al final, se impuso la sensación de que empatar contra todo un equipo de Champions League no es mal botín. Los de Pellegrino, por su parte, se fueron quejosos por tres decisiones del árbitro que, cuanto menos, se pueden considerar dudosas: una mano de Manucho dentro del área que parece involuntaria, el gol anulado a Soldado y el penalti de Cissokho. Pero mal harían los valencianos si no miran un poquito más allá. Si esas jugadas se produjeron, si tuvieron incidencia o no en el resultado se debe a que los de Pellegrino no fueron capaces de sentenciar a un rival al que superan por goleada en su presupuesto, a un equipo con tres bajas cruciales, pero, ¡ay amigo!, con un entrenador que ha impreso el carácter como base y el fútbol como argumento para sacar resultados. Porque ayer el Valladolid quiso volver al plan inicial: ser dueño del balón, mandar y hacer correr al rival. Y a ratos lo consiguió.

Dominio visitante. No fue al principio del partido, cuando el Valencia salió decidido a mandar, a llevar el peligro, a mostrar su calidad. Eran los primeros minutos cuando Banega mostraba su clase, Guardado se iba como una flecha por la izquierda y Feghouli hacía lo propio por la derecha. Fruto de este dominio, el Valencia rondaba el gol y lo consiguió. Primero lo intentó Parejo en un lanzamiento de falta que se estrelló en la cruceta de Dani Hernández, que se tiro tarde y mal. Un centímetro más centrado y el gol habría sido una realidad porque el venezolano no habría llegado. Sin embargo, un minuto después el Valladolid no tuvo la misma suerte. Guardado sacó una falta templada al palo más alejado, en el área pequeña, pero el portero, un tipo que está cerca de los dos metros no salió y Cissokho le ganó la acción a Rukavina y marcó. Lo de la portería pucelana empieza a parecer un chiste, pero sin gracia. El Valencia es un equipazo que te puede ganar de 10 veces nueve porque tiene grandes jugadores, pero lo que no parece de recibo es que el Valladolid le regale un gol de esa manera. Porque ese balón siempre es del portero, porque no son nuevos los problemas de Dani para salir de debajo del larguero y porque, en definitiva, salvo en un disparo centradito de Gago no tuvo que intervenir más. Es decir, el Valencia hizo tres disparos entre los tres palos: uno fue a la cruceta, otro fue gol y el tercero, ese sí, lo detuvo. Demasiada intranquilidad para la portería.

Al Valladolid le costó superar el trance del gol ché, salvo en una ocasión en la que Bueno estrelló el balón en el palo, pero ya en los últimos minutos de la primera parte se pudo ver que los pucelanos querían más. Acorralaron al Valencia, al igual que en el inicio de la segunda parte. El Valencia sesteaba, administrando el gol inicial de Cissokho. Entonces, Manucho prolongó de cabeza un saque en largo y Omar se midió en carrera con Víctor Ruiz y Cissokho de manera que el canario del Valladolid se plantó solo delante de Alves, el francés le derribó primero agarrándole con el brazo y luego golpeándole abajo, con la pierna. También es verdad que Omar hizo mucho por irse al suelo, pero Velasco Carballo no dudó y señaló el punto fatídico. Penalti, expulsión, gol de Víctor Pérez y partido nuevo. Porque entonces el Valladolid se lo terminó de creer, quiso ir a por la victoria, pero le faltaron argumentos y, sobretodo, puntería para lograrlo. Bueno salió del campo por el debutante Rubén Peña, que lo hizo bien, y Neira ingresó en el campo para no aportar nada diferente.

El Valencia, que había marcado por mediación de Soldado, aunque el árbitro lo anuló por fuera de juego antes de la expulsión del francés, acusó el golpe y tardó en ponerse las pilas para ir a por el partido, pero en los 10 últimos minutos, capiteneados por Guardado desde la izquierda, hizo sufrir, de nuevo, al Valladolid que, finalmente, celebró un nuevo punto ante un equipo de Champions, mientras el Valencia suma ya 11 partidos de Liga, a domicilio, sin ganar.