Este Atlético no duda

Este Atlético de Madrid no duda. Las derrotas que alimentan debates fuera y no hace tanto tambaleaban los endebles cimientos internos son ahora vistas como simples accidentes, una circunstancia más del juego que se sabe asumir y relativizar. El equipo de Simeone se levantó de los golpes recibidos en Valencia y Coímbra con la solvencia que le da ser un bloque sólido, que se maneja con soltura y derrocha confianza, la que transmite su entrenador, incluso en los días en los que no cuenta con la mejor versión de Falcao.

Pese a que la pelota no es su principal medio de vida, el Atlético tiene futbolistas que saben muy bien qué hacer con ella cuando cae en sus pies. Apoyado en la solidez que este curso le dan Gabi y Mario Suárez en el centro del campo, el Atlético tuvo delante la paciencia necesaria para saber aguantar el balón, para distraer al rival hasta encontrar el espacio por el que Adrián, Raúl García y Arda, escuderos esta vez de Falcao, comenzaron esas avalanchas con las que acaban por sepultar al contrario. De inicio, tanto la pelota como la iniciativa fueron del Atleti, que con una leve presión anuló cualquier intento del Getafe por dar un mínimo sentido a su juego.

Les costó encontrar el camino hacia Moyá, pero en cuanto adivinaron la primera grieta en el sistema defensivo del Getafe, Falcao y Adrián fabricaron el gol. Fue un buen pase del colombiano que culminó Adrián. El 7 aprovechó un rechace de Moyá a un remate de cabeza del propio delantero, que estaba perfectamente habilitado por Diego Castro, el mismo que reclamaba fuera de juego. Se habían consumido 24 minutos, pero a esas alturas ya se sabía que el resto del partido sería lo que quisiera el Atlético.

Bueno, lo que quisieran el Atlético y el árbitro Paradas Romero, que no pitó penalti por un claro agarrón de Valera a Falcao y no vio después una mano de Arda en la acción que originó el segundo gol rojiblanco. Más difícil de apreciar lo del turco que el claro penalti.

Entre medias, sucedió que el Atlético dio un paso hacia atrás y el Getafe se encontró con el balón sin haberlo buscado. Indeciso, mostró una falta de intensidad y de juego que hicieron más fácil la vida al Atleti. Xavi Torres apenas tuvo presencia y sólo las fugaces apariciones del talentoso Barrada pusieron algo de luz entre tanta oscuridad visitante.

Refugiado en su territorio, el Atlético alargó la distancia en el marcador cerca del descanso. Como ya quedó apuntado, fue una acción confusa que nació en un rebote que llevó el balón a las manos de Arda, quien culminó la jugada con una maravillosa sutileza. Una delicia para los paladares más exigentes. Solo ante Moyá, el turco regateó al portero con un movimiento de cadera que mandó al arquero hacia donde estaba Falcao para permitir a Arda marcar a puerta vacía.

El panorama no cambió en el segundo tiempo. El Getafe no encontró respuestas y el Atlético controló la situación con enorme comodidad y sin necesidad de tener el balón, que se lo entregó sin disimulo al rival con la única intención de rematarlo al contragolpe. Una historia vista mil veces.

Como mil veces se le ha visto al Atlético distraerse, irse de los partidos que tenía solucionados y complicarse la vida. Podía haber sido una de esas ocasiones, pero para ello se hubiera necesitado una participación más intensa del Getafe. Se animó algo con la entrada de Lafita y Alcácer por Xavi Torres y Álvaro, pero su presencia sólo sirvió para hacer cosquillas al Atlético.