Milán 1 - Málaga 1
El Málaga ilumina Europa
Los de Pellegrini, clasificados para los octavos de final con dos jornadas de adelanto. Pato igualó el bello gol de Eliseu. Los blanquiazules, con mucho oficio.

El Málaga engordó anoche el libro de sus más épicas hazañas y selló su clasificación para los octavos de final de la Champions League. Más de 2.000 malaguistas podrán decir "yo estuve en San Siro". Y relatarán cómo un novato, con corazón de león, osó codearse de igual a igual con la nobleza continental.
Salió el Milán enrabietado y con presión sobre su cogote. A un equipo con su prestigio e historial no se le permiten errores. Y los hijos de Berlusconi han fallado demasiado. Europa, que se asombró con el cobarde planteamiento del cuestionadísimo Massimiliano Allegri en La Rosaleda, esperaba bastante más. Para enmendarse, el técnico rossonero trató de reinventarse. Nada de tres centrales. Apuesta por Bojan (el director general Galliani dice que lo adquirió en propiedad y en Barcelona afirman no saber nada...) y regreso del excesivamente viril De Jong y de Pato, eterno proyecto de estrella. Como respuesta, Manuel Pellegrini situó a Sergio Sánchez en el poco habitual puesto de lateral izquierdo.
Sólo se escuchaba a los formidables seguidores del Málaga, que daban color a un recinto con capacidad para 80.000 personas, anoche semivacío. El Milán apretó en tres momentos. El disparo de Bojan (minuto 18) y una falta muy bien interpretada por Emanuelson (27') fueron fantásticamente atajadas por el gran Willy Caballero.
El Málaga jugaba con tablas. El debutante parecía que llevaba toda la vida entre los grandes y el de las siete Copas de Europa se comportaba como un tierno e imberbe novato en busca de lecciones. En plena clase magistral el estadio (menos 2.000 claro está) enmudeció. Rodeado de contrarios y con la leñera presencia de De Jong, Isco se sacó de su repertorio un antológico pase que Eliseu, con su pierna mala (la derecha) cruzó al primer toque lejos del alcance del ex portero del Atlético Abbiati. ¡Qué bello gol!
El segundo tiempo mantuvo el mismo escenario. El Milán se desmelenaba como si fuera un equipo menor, pese a tener peones de perfil superior. Su abordaje era bien contenido por la seguridad del formidable Caballero. Gámez, pletórico y en todas partes, aburrió de tal manera a El Shaarawy, la estrella del momento, que Allegri decidió cambiarle, llevándose la reglamentaria bronca; los centrales Weligton y Demichelis eran dueños y señores; Iturra y Camacho corrían y corrían; Eliseu estaba pletórico de facultades atacando, defendiendo y, por supuesto, goleando.
Pero al Milán no se le pueden dar ventajas. En el minuto 73 un buen centro del franco-guineano Constant fue cabeceado, en el segundo palo por Pato. El primer gol que recibe este Málaga en la más grande de las competiciones europeas.
Y Allegri recurrió a Robinho, de quien desea desprenderse, para buscar en sus olvidadas bicicletas soluciones a sus penurias y sufrimientos. El Málaga capeaba el temporal. Le faltaba el oxígeno y por eso el Ingeniero recurrió a Toulalan, que volvía a los terrenos de juego tras un significativo periodo de ausencia en busca del soñado aire. Pero la fiesta fue de un Málaga que ilumina con sus bríos a toda Europa.