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La intrahistoria

La mítica frase: "Ese tiene más moral que el Alcoyano..."

Es la mítica frase que distinguió su tesón y entrega. El Alcoyano regresa hoy en la Copa del Rey a la fábrica de utopías y luchará con ganas y tesón contra Goliat

Actualizado a
EN 1947. Este es el Alcoyano que hizo historia quedando por delante del Madrid en la tabla.

A Kubala le preguntaban cómo estaba el equipo nacional y el húngaro rubio siempre decía lo mismo: "Chicos bien, moral alta". Si algo define el fútbol es el patio del colegio. Ahí nadie se rinde hasta que no toca la campana el fin del recreo. Los futbolistas luego se hacen mayores y someten su moral a avatares que tienen orígenes tan pedestres como el amor (o el desamor) y el dinero. Mientras tanto, de chicos, el fútbol es una cuestión de honor, y por tanto de moral. Si tienes honor, guardas la moral hasta el último instante.

Así que esa frase con la que el Alcoyano hoy regresa a la fábrica de utopías que es la Copa del Rey tiene un alcance mucho más profundo que el anecdótico que se le atribuye. Cuando los futbolistas del Alcoyano le reclamaban al árbitro, al final de un partido que iban perdiendo por goleada, que hubiera pitado antes de tiempo la conclusión del encuentro, no estaban haciendo otra cosa que regresar el patio del colegio.

La moral no es un postizo en el fútbol: es todo el fútbol, y se ve en la actualidad, aunque los partidos se revistan del ritual de los héroes mediáticos. La capacidad de recuperación del Deportivo ante el Barça en Riazor es una muestra contemporánea de la leyenda que se encarnó en el equipo valenciano. Y, a la vez, la reacción del propio Barça en partidos previos a ese, por ejemplo el que disputó frente al Sevilla, retrotraen a sus jugadores (Messi entre ellos) a la época en que disputaban el balón hasta el último suspiro en el patio del colegio. Pasara lo que estuviera pasando.

Lo que pasa es que ese espíritu del Alcoyano se ha diluido, igual que se han diluido otros valores del fútbol, como por ejemplo el amor a los colores. Aquellos futbolistas que tenían tanta moral como para afearle al árbitro que les hubiera robado un minuto de su estancia en el abismo tenían amor a los colores, porque no habían conocido otros, porque no conocerían otros. E insistían porque le debían al honor el ejercicio de la moral. Hoy estamos en otros tiempos, también en la Segunda División, A o B. Los futbolistas vienen de cualquier parte, descienden de otros colores, o van directos a unos nuevos, son del Alcoyano y después del Tenerife, o viceversa. Pero esta noche quizá aquella tradición que marcó la famosa frase pueda restituirse sobre el campo para alimentar la ilusión moral, y ética, de afrontar desde la pequeñez un partido que muy probablemente ganará Goliat. ¿Y si no gana? Esta hipótesis es el sustento de la moral del Alcoyano...