"Llorábamos de pena y al final lo hicimos de alegría"

Regresa el Valencia al Villamarín y es inevitable recordar una de las noches de más reciente magia bética: el año pasado, los ches ganaban en el descuento y condenaban a los verdiblancos a su novena derrota en 10 encuentros... Pero dos goles de Rubén Castro le dieron la vuelta al marcador (2-1) en sólo dos minutos. Un asistente al palco que prefiere quedar en el anonimato desvela lo que se sintió: "Es de perogrullo: si perdemos ese partido lo más posible es que hubiéramos tenido que prescindir de Mel por mucho que el juego del Betis era para ganar. En el palco llorábamos de la pena por ello, y también por el montón de derrotas. No veíamos una solución...".

Aquella noche cambió la historia del Betis. Desde entonces, todo fue a mejor. Sin Mel, creen incluso algunos de los que no apostaban entonces del todo por él, nada hubiera sido igual en Heliópolis. Para peor, seguramente: "Sólo hay que ver que nunca llegamos a entrar en puestos de descenso, que logramos tres victorias seguidas, que acabamos con números casi europeos... Y que ahora seguimos tranquilos en lo deportivo". Meses después, la visita valencianista no tiene aquel aire trascendente.