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CHAMPIONS | BORUSSIA 2-REAL MADRID 1

Resbalón frente a un ogro

El Madrid cae de nuevo en Alemania ante un grandísimo Borussia, que ya es líder. Lewandoswski adelantó a su equipo y Cristiano empató a los dos minutos. Schmelzer dio la victoria en el 64'.

Actualizado a

El Madrid cayó de nuevo en Alemania. Y va a ser que ya no es casualidad. Una sola victoria en 24 partidos es para preocupar. El ambiente en las gradas y la furia teutona encogen al equipo hasta hacerlo muchas veces inferior. Esta ocasión fue una de ellas. Y lo peor es que no hay excusas. Los puntos no volaron por mala suerte o debido a una de esas pájaras que de vez en cuando sorprenden. El Borussia fue superior casi siempre. Encaró el duelo sin complejos, desplegó una vitalidad ejemplar y no descansó jamás en busca de la victoria con un estilo ofensivo para enmarcar. Lewandoswski fue el jefe del equipo más joven de una Champions que debe tenerle en cuenta.

Dortmund puede estar orgullosa de su equipo. Cualquier conjunto no tiene el arrojo que el suyo. Y pocos poseen tanta velocidad y se despliegan con tanta agresividad, en ataque y en defensa. No es una locura que verlo ahora como líder. El Borussia consiguió anular al Madrid. Y eso que a los de Mourinho pocas cosas se le pudieron achacar más allá de la falta de precisión de Pepe para sacar el balón jugado y a la horrorosa actuación de Essien para intentar parecerse a un lateral. La actitud del Madrid fue buena y en algún que otro momento pudo opositar a la victoria. Falló el acierto de otras noches. Lo peor fue que Khedira trastocó pronto los planes con su recaída y Modric, sus sustituto, sigue mostrando carencias para gobernar. Tiene estilo y toque. Hasta coge responsabilidad. Le falta descaro, presencia y lo más importante: constancia.

Sin peso en el centro del campo

El Madrid acusó esa falta de mando con Xabi tan agobiado por una vigilancia extrema. Por eso llegó menos de lo habitual. Aunque con parecida pólvora a la ya conocida. Cristiano siempre aparece. El portugués dio el primer aviso con un centro soberbio que Özil no acertó a culminar. Después envió a la grada la mejor combinación colectiva de sus lanzaderas. El Borussia hilvanaba con la velocidad de un rayo en el primer tiempo pero, de momento, sólo le daba para probar suerte desde lejos. Kehl apunto estuvo de batir a Casillas. El ángel dejó claro que sigue teniendo alas. Aunque luego se las cortaron.

Había mucha igualdad, hasta que Pepe decidió deshacerla con una pérdida inoportuna. No era la primera vez que el central dedicaba un regalo. Insistió en querer salir por el centro y esta vez pagó por ello. En su afán de enlazar con Özil, Pepe se la dio a Kehl, propiciando que éste conectara de inmediato con Lewandowski. El delantero, de los más completos del torneo, encaró a Casillas sin perder ni un segundo y le batió con un zapatazo a la izquierda del portero.

El rebautizado Westfalenstadion era una fiesta en la que Cristiano pronto pinchó los globos. Dos minutos después del tropiezo, Özil puso a la espalda de la defensa local un envió medido a Cristiano. Un pecado de Subotic y Hummels que acentuó más la suicida salida del arquero. Cristiano leyó con brillantez la jugada y dibujó una vaselina con un toque sutil de empeine. De nuevo, aparecía cuando más se le necesita. De ahí que le llamen crack. Con su gol en Alemania, bate un récord personal: marcar en siete partidos consecutivos.

Partidazo en toda regla

El segundo tiempo fue aún más trepidante que el primero. Se esperaba que el Borussia, como tantas otras víctimas hicieron antes, desfalleciera. Nada más lejos de la realidad. Este equipo vuela. Primero inquietó a balón parado con tres acciones consecutivas que hicieron remangarse a Casillas. Sólo Di María fue capaz de contestar con un servicio mágico de Benzema. Al Madrid le costaba mucho conectar con la mediapunta, que es lo mejor que tiene. Alonso estaba lento y Modric, demasiado alejado de sus socios. El Borussia aceleró decisivamente.

Piszczek, objetivo blanco, se sacó de la manga una internada por la derecha que acabó en centro. Casillas desvió su vuelo en la dirección equivocada. El balón fue al centro y allí, Schmelzer, disparó con puntería. Premio justo a la constancia. El Madrid estaba roto. Mou intentó remediar el descosido con cambios. No hubo forma. Ramos bombeó balones en busca del milagro mientras el Borussia, a la contra, pidió un penalti de Pepe y otro de Xabi. No llegó lo uno ni se concedió lo otro. La sorpresa ya era una confirmación. El Borussia pide paso. El Madrid pierde el paso.