NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Liga BBVA | Valladolid

Sereno luchó contrarreloj para llegar a entrenarse

Se levantó a las 5:00 horas en Oporto y directo a Los Anexos

C. R. Martínez
Actualizado a
<b>EJEMPLO. </b>Sereno viajó desde Oporto con el tiempo justo para a entrenarse con el equipo.

Podría habérselo tomado con más tranquilidad, más aún teniendo en cuenta que el partido que enfrentó a su selección con la de Irlanda del Norte en Oporto acabó sobre las 12 de la noche, hora española. Pero Henrique Sereno dio ayer una muestra más de su compromiso con el equipo y con su propia carrera profesional huyendo de excusas y robando horas de descanso a su cuerpo para no faltar al entrenamiento de su equipo en Los Anexos.

Tras el partido, Sereno llegó sobre la una de la madrugada (siempre considerando la hora de España) al hotel de la concentración de Portugal, cenó, y enseguida se fue a descansar. El despertador sonó pasadas las cinco de la madrugada. De ahí al aeropuerto para emprender el viaje Oporto-Madrid, y en cuanto llegó a Barajas (9:10 horas) tuvo que afrontar un desplazamiento express para coger un AVE al que accedió tres minutos antes de que cerraran la puerta (9:40 horas), y que finalmente le dejó en La Estación del Norte una hora más tarde. El periplo terminó en un taxi que lejos de dejarle en casa le llevó hasta la puerta de Los Anexos con el tiempo justo para cambiarse y empezar a entrenarse con el grupo como si no hubiera pasado nada.

Tras la sesión, el jugador no buscaba excusas en el cansancio: "Estoy bien. Para mi es un orgullo estar en la Selección. A veces sucede lo contrario a lo normal: cuanto menos juegas más cansado estás; pero estoy perfectamente".

Casi 10.000 Km a sus espaldas

No llegó a debutar, pero Sereno, como el resto de los componentes de la selección de Portugal, recorrió poco menos de 10.000 kilómetros para atender sus compromisos internacionales. El central viajó desde Valladolid a Madrid, y de la capital a la localidad portuguesa de Obidos, lugar de concentración del combinado lusitano. Desde allí el grupo viajó a Oporto para coger el avión que les llevó a Moscu. Tras disputar el partido, camino de regreso al lugar de concentración y después, otra vez a Oporto para jugar. Y para terminar la odisea, de nuveo camino de vuelta a Valladolid. En total, todo un palizón.