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LIGA BBVA | BARCELONA-REAL MADRID

Barça y Madrid filman el mejor anuncio posible de la Liga

El Clásico termina con un 2-2 fabuloso, con dobletes de Messi y Cristiano y exhibiciones de fútbol como la de Özil y de corazón como la de Pedro. Y polémicas. Posibles penaltis a Özil y a Iniesta.

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Barça y Madrid filman el mejor anuncio posible de la Liga

Clásico grande. Seguramente, el mejor anuncio posible para la Liga. Clásico vibrante, sin ese homenaje a la crispación que fue durante un tiempo. Un Clásico jugado con agresividad pero nobleza. Todo pasión, todo fútbol. A corazón abierto. Sin especulaciones. Con dos goles de cada uno de los dos grandes aspirantes a Balón de Oro, elevados a los altares. Con exhibiciones de talento de futbolistas como Özil y derroches de corazón como el de Pedro. Un partido bárbaro que deja la Liga como estaba, con el Barça con ocho puntos de ventaja y todo un océano por nadar aún. Ocho puntos de renta pero una visita aún pendiente al Bernabéu. Y 31 partidos por jugar. Esto acaba de empezar.

Mourinho habló de un "patrón" establecido ya para el Clásico y, esta vez sí, no iba de farol. Fue fiel a una idea. Y a un recuerdo. El del 1-2 que le dio la pasada Liga, construido sobre el orden y la poca distancia entre líneas. Calcó el once con la excepción de Marcelo por el temporalmente defenestrado Coentrao. Y a Mourinho no le importó de salida que el Barça renunciase a una banda y poblase el medio con Busquets, Iniesta, Xavi, Cesc y Messi para conservar el balón. El Madrid empezó con mucha personalidad, aguantó el pulso del Barça en un primer cuarto de hora precioso de ritmo y tensión y se hizo con el partido. El Barça entendió que un partido de aquí hacia allá se le haría larguísimo y cedió sorprendentemente. El Madrid cogió el testigo y tomó la iniciativa. Di María remató fuera con la izquierda, Benzema no acertó con un centro de Cristiano, Ramos cabeceó fuera por poco a la salida de un córner y Cristiano, después de una combinación perfecta, marcó el 0-1. "Calma", repitió su gesto altivo y desafiante al Camp Nou. Por sexto Clásico consecutivo, Cristiano marcó. Un futbolista fabuloso.

El Barça se desnudó. El golpe del gol le mandó a la lona por segundos. Alves se lesionó (entró Montoya, muy firme, por él) y, por el camino, el Madrid montó un contragolpe devastador que terminó con un remate al palo de Benzema. Di María, a puerta vacía, remachó fuera. Pareció increíble. Mourinho quedó en estado de shock. Es difícil saber qué efectos hubiese tenido un 0-2 con una defensa tan debilitada y dubitativa como la del Barça. El caso es que en la siguiente jugada el Barça enlazó al fin tres pases y Pedro centró sin mucha fe. Pepe se fijó más en Xavi que en el balón y, como no encontró referencia, se precipitó al suelo. Messi, que pasaba por allí, se encontró el balón y lo remachó como un killer. Y el Barça creció en el partido hasta equlibrarlo y casi volcarlo a su favor, camino del descanso.

La segunda parte empezó a lo tremendo, con las dos grandes polémicas del partido. Primero, una caída de Özil en un giro ante Mascherano, torpe una vez más. El argentino pecó de incontinencia como tantas veces, fue al bulto y derribó al alemán. Poco después, Pepe, algo desconocido en la toma de decisiones, pisó a Iniesta. El artista de Fuentealbilla, cuya ascendencia sobre el partido creció a lo grande en la segunda parte, teatralizó algo, pero también pudo ser penalti.

Messi y Cristiano decidieron no jugar a árbitros. El argentino, en otro planeta, marcó un golazo espectacular de libre directo por encima de la barrera después de una falta que se fabricó él mismo y Cristiano puso de nuevo las tablas después de un fabuloso pase de Özil, jugador absolutamente delicioso, de seda. Özil habla otro idioma, el de los mejores. El Barça pidió falta de Khedira a Iniesta en el arranque de la jugada. Xabi Alonso pudo ver la segunda amarilla, Busquets también. El equilibrio fue extremo, las alternativas también. ¡Estaba siendo un partido fabuloso¡ Un partido dramático y deportivo que tuvo un epílogo agónico del Barça, que echó el resto en busca de la sentencia y casi lo encuentra en un remate fabuloso de Montoya al larguero y un último remate de Pedro con la izquierda. Los jugadores terminaron absolutamente exhaustos. Se lo habían dejado todo y habían dejado un monumento al fútbol bien grande. Empezamos y terminamos por Mourinho, que dijo que en los Clásicos se paraba el mundo. Esta vez, sin duda, fue con razón.