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AJAX 1-REAL MADRID 4

Un cañón apunta al Barça

El Madrid sigue líder con un hat-trick del Cristiano, que suma seis goles esta semana. Benzema hizo un golazo de tijera. El Ajax sólo dio señales de vida tras un córner regalado.

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Un cañón apunta al Barça

El Madrid pone rumbo a Barcelona sobrado de buenas noticias y mejores sensaciones. Se desplegó como el líder que es en Europa y barrió al Ajax a domicilio con un hat-trick de Cristiano. Un insaciable goleador que suma seis goles en lo que va de semana. De nuevo, el equipo blanco mandó presumiendo de su endiablada contra y desvelando, como novedad de este curso, un inquebrantable orden defensivo durante más de un rato brillante: ése en el que ya no corren cuatro por once, sino uno en el que muerden once que se multiplican por cuatro. Todo ello dosificando jugadores claves para el Clásico como Khedira, Di María y Özil (o Modric) y reencontrándose con la mejor versión de Kaká. La guinda hubiera sido alcanzar una goleada histórica que mereció, pero no contó con la exhibición de Vermeer al inicio, un gato con manoplas. El único punto negro fue la cantada en otro saque de esquina que, por otra parte, resucitó a una madre hasta convertirla en león. Esta vez Casillas se reparte la culpa con Essien.

Cristiano fue el único capaz de acertar cara a portería en el primer tiempo tras apedrear al muñeco. Benzema hizo todo en la jugada que abrió la lata. Encaró, cambió el ritmo en el regate y puso un centro en bandeja. El portugués aportó el resto. Poco pero decisivo. El desmarque y el gatillo. El 0-1 era poca renta por lo visto. Kaká, Benzema y Ramos pudieron hacer daño mucho antes. El Ajax no era más que lo esperado. Mucho toque sin mala uva. Con tanto entrenar los rondos 'made in Cruyff' se olvida con frecuencia que lo que hay allá al fondo se llama portería. Si mejoró con el paso de los minutos fue con el encuentro cuesta arriba, a la desesperada, y por los errores ajenos con el Madrid ya pensando en el domingo.

La goleada se hizo esperar

Tras el descanso, el Madrid regresó con tanta o más decisión en busca de la tranquilidad que le permitiera repartir los esfuerzos en su semana grande. No tardó en apuntalar la victoria. Benzema fue el encargado de sentenciar con una tijera voladora que define a este Madrid con exactitud. El 0-2 es un fiel reflejo de cómo se encuentra el equipo tras su confuso arranque de Liga. La recuperación del balón llegó segundos después de perderlo por la asfixiante presión en medio campo. Hay más solidaridad que nunca. Benzema dio salida a la tropa con un control orientado marca de la casa. Marcelo corrió como sólo él sabe dejando víctimas por el camino. El resto acompañó al batallón haciendo fluctuar la contra de izquierda a derecha para que Kaká pusiera un caramelo en el área. Karim lo empalmó con un escorzo de raza. Una obra de arte.

El Ajax seguía al mismo ritmo y aportaba las mismas soluciones. No le importaban tanto los puntos como no dar el cante delante de su gente. Sólo los cambios modificaron su cara y afilaron sus uñas. No fue una metamorfosis, pero al menos llegaba al área. Así, se encontró un córner. Y eso, ante el Madrid, es para estar contento. El centro, bombeado y pasado, voló hasta el segundo palo donde Moisander remató entre la salida sin luces de Casillas y la complacencia de Essien. Había partido. Y malas caras de Mourinho. El portugués no tiene ni un día tranquilo y se vio obligado a hacer los cambios justo al revés de su plan establecido. Donde había cabida para los suplentes por eso del reposo, tuvo que meter a Di María, Khedira y Özil en busca de la sentencia. El Barça da las gracias.

Lo mejor es que el Madrid la encontró sin mucho más esfuerzo. Le bastó con ponerse serio y dejar divertirse a Cristiano entre un nuevo mar de espacios. El '7' sorprendió primero con una rosca milimétrica y, poco después, aprovechó un pase en profundidad de Khedira para dibujar un globo como cierre de fiesta. El caballero de la 'triste' figura se marchó del campo serio. Botando el balón de regalo. No hizo aspavientos ni sobreactuó. Había decidido el partido pero, a fin de cuentas, es su decimoquinto triplete en el Madrid. Pura normalidad. Sin embargo, no teman. Que ningún madridista se alarme. La felicidad va por dentro. Su cara más bien reflejaba aires de concentración. Lo que no sé es si lo hace para autoconvencerse de que lo que se juega el Madrid en el Camp Nou es una final o por caridad de lo que le espera a Masche y Song: dos centrales de urgencia ante un cañón.