Por la ley de la gravedad

El Valencia fue en el Allianz Arena como un árbol en otoño. Quiso plantarse como un pino y sin embargo las hojas se le cayeron como a un ciruelo rojo. El Bayern fue superior y se llevó el partido por la ley de la gravedad, por su propio peso. El único consuelo es que la diferencia en el marcador no estuvo acorde a la del fútbol y por ello llegaron con vida hasta el final. Pero quedó claro en Múnich que, a día de hoy, unos aspiran a llegar a Wembley y otros a pelear por estar en octavos.

Durante 45 minutos, los nuevos amigos de Javi Martínez dieron un auténtico repaso a los valencianistas. Hicieron suya la pelota e interpretaron lo que tenían que hacer a la perfección en cada fase de la primera mitad. Fue el del nombre impronunciable, Schweinsteiger, el que rompió la lata, aunque en verdad cualquiera que estuviera viendo el partido intuía que el Bayern antes o después iba a superar a Diego Alves.

Joao Pereira, Rami, Ricardo Costa y Cissokho (el mejor con diferencia) parecían por momentos los cuatro del patíbulo. Cuando Ribéry tocaba la corneta, zafarrancho de combate. Y si los germanos no lo veían claro, siempre aparecía Schweinsteiger o Javi Martínez para oxigenar y volver a empezar. Por contra, el Valencia no sólo no sabía qué hacer con la pelota sino que la perdía cuando más resquebrajada estaba la línea defensiva. Sólo Feghouli aportaba algo de criterio. Parejo no daba una, Tino sólo defendía y Guardado, Soldado y Jonas no aparecían. Fue en una pérdida del brasileño la que provocó el contragolpe que terminó en el primero de los tantos germanos.

Tras la reanudación, en algo cambió el Valencia. Para bien, claro. Pellegrino adelantó a los laterales y Robben y Muller (que sustituyó a Ribéry) tuvieron algo más que hacer que sólo atacar. Heynckes mandó a los suyos hacerse fuertes atrás y buscarle las cosquillas al Valencia a la contra. La entrada de Valdez permitió a los suyos tener una referencia y fue entonces cuando nos dimos cuenta del verde fosforito que lucía Neuer. Tino probó fortuna desde lejos, aunque la mejor la tuvo Feghouli. Soldado vio su desmarque y el argelino pilló la espalda de Dante. Pero pisó el área a trancas y barrancas y Boateng repelió su disparo. Fue entonces cuando los presentes en el Allianz se percataron de que los suyos ganaban, sí, pero por sólo un gol. Y Heynckes movió ficha.

Segundo golpe.

Con la entrada de Mandzukic, el Bayern volvió a imponer su sello. De nuevo fue ganando metros, un balón que quedó suelto al borde del área y Kroos lo mandó a limpiar la red de Alves. Golazo. Parecía que la velada ya estaba vista para sentencia. Incluso Pellegrino parecía tirar la toalla cuando retiraba a Soldado para probar a Barragán de interior. Pero Valdez cazó una de cabeza (su primer gol con el Valencia) y devolvía algo de incertidumbre al partido. Mas no la hubo. Ni cuando Alves demostró en el descuento su condición de parapenaltis. Derrota justa en Múnich. Queda claro que los rivales del Valencia para pasar a la siguiente fase son el Lille y el BATE Borisov. Algo extraño tiene que pasar para que el Bayern no lo haga como primero. Pero en esto del fútbol nunca se sabe.