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Celtic - Real Madrid | La contracrónica

Braveheart Callejón

Fin de fiesta feliz para el Madrid en su triunfal gira por EE UU. Cuatro victorias, catorce goles y espectáculo a la altura del actual mejor equipo de Europa. Un Madrid sobrio que ha enamorado a los americanos. El Valencia puede ser la próxima víctima.

Actualizado a
Callejón.

Misión cumplida. Dos semanas dan para mucho. En Los Ángeles, Las Vegas, Nueva York y Filadelfia ya saben que el Madrid vuelve a ser el auténtico jeque del fútbol mundial. Una manita al Beckham Team, otra al Milán de Robinho y Cassano, dos chicharritos al Santos Laguna del país que ganó ayer el oro olímpico en Londres (México) y otros dos al Celtic, el único superviviente de ese Waterloo que está viviendo el fútbol escocés (pobre Glasgow Rangers). Mourinho ha liderado después de tres años la colonización futbolística de América del Norte. El campeón de los 100 puntos y los 121 goles no es un producto de márketing, es una bendita realidad. Y de ese tema, en la tierra de Búfalo Bill y Spiderman, saben desde que llevan chupete en la boca

Motril 'forever'. Callejón estuvo en un acto en una peña almeriense (Berja), en mitad de sus vacaciones. Este precioso pueblo andaluz está a 70 kilómetros de Motril. Medio millar de madridistas, con 33 grados a la sombra, le recibieron como si fuera Míster Marshall. El chaval se tiró tres horas con ellos entregándose en todos los sentidos. Firmas de autógrafos, fotos familiares, más autógrafos y más fotos con el sobrino, la hija o el bebé del vikingo de turno que le pedía un gesto de cariño. Alucinaron con él. Humildad y saber estar defendiendo el mejor escudo de la historia. Pues ese canterano que parece que no ha empatado con nadie, es el Pichichi del verano del gran Madrid de Mou. Ante el Celtic firmó su quinto gol, que le sitúa como máximo killer del verano. Viva Motril, viva Callejón, viva la cantera blanca

Kaká se queda. Su primera parte me volvió a convencer. Comparen las situaciones. Modric ha estado medio amotinado en el Tottenham y sigue entrenándose en solitario. Todo sea por jugar de blanco y eso lo sabrá valorar el Bernabéu el día que aparezca por aquí para ver cumplido su sueño. El brasileño, en cambio, está jugando, sale de titular, se le ve enchufado, lo intenta, se abraza a los compañeros, sonríe hasta con el vuelo de una codorniz Vale, Kaká. Quédate. Pero hazme caso, en la próxima conferencia de prensa pídele perdón al madridismo y promételes que sabrás estar a la altura de tu grandeza de currículo. Si lo haces, bajo palio el día del Valencia.

Calzoncillos. Mal la organización. Absurdo que los dos equipos vistieran con pantalón blanco. Mi colega Sergio Gómez ya nos recordó ayer en AS que en el homenaje del maestro Di Stéfano, en 1967, el propio Real Madrid tuvo la delicadeza de cambiar su pantalón blanco por uno azul para no coincidir con el Celtic, que había sido campeón de Europa dos semanas antes. Cerca de medio siglo después, los organizadores demostraron no estar preparados para afrontar una gira de esta magnitud al permitir ese all white calzoncillil y esas rayas del fútbol americano con sus yardas marcadas que convierten el campo en un tablero más propio de la Súper Bowl que de un partido de fútbol. Lío de líneas y números absurdos. ¡Un respeto al fútbol de verdad, por Dios!

Mago Karim. Benzema sabe que Higuaín le va a apretar como la anaconda a sus víctimas. Pero el francés pisa tierra firme y asume el reto con grandeza. Su golazo de anoche a los entusiastas escoceses del Celtic merece una reseña. Desmarque, control, amago, finta y tiro cruzado. A Karim sólo le falta hacer estas cosas en los grandes días. Basta ver lo que ocurrió en la Eurocopa. Allez Real!