NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

EUROPEO SUB-19 | ESPAÑA 2 - GRECIA 1

España logra un agónico triunfo ante Grecia

Brillantes en la primera parte, los de Lopetegui tuvieron que sufrir más de lo previsto ante un rival que se antojaba menor. Al final, lo mejor fue el resultado.

Pavel Ramírez
Actualizado a

La Selección Española sub-19 se impuso por 2-1 a Grecia en el partido inaugural del Europeo. Tras cosechar una ventaja importantísima al descanso (2-0), los de Lopetegui tuvieron que sudar más de lo previsto ante un rival que se antojaba menor.

Frenéticos y un tanto imprecisos, los pupilos de Lopetegui salieron con la urgencia propia de quien se la juega a cara o cruz. A pesar de ser el partido inaugural. A pesar de que su rival luciera más músculo que ideas. A pesar de contar con un centro del campo que conceptualiza el fútbol como la reciente campeona de Europa.

Por eso, quien llevó la batuta en el inicio del encuentro no fue Suso. Ni Saúl. Ni siquiera esa mezcla de disciplina táctica y genialidad que es Oliver. Ante esta falta de claridad, fue Gerard Deulofeu quien se echó el equipo a las espaldas. Confinado en la esquina derecha del ataque, como los extremos en desuso, el de La Masía arrancó en relampagueantes diagonales cada vez que recibió. Y de sus botas nacieron los primeras internadas en el área helena.

Cuando España al fin se vertebró, a los diez minutos, empezó el ejercicio de acoso y derribo desde la zaga. Como sus mayores, los juveniles cimentaron su juego en la posesión. Y, entonces, Suso, Oliver y Saúl pasaron a liberar al extremo diestro del peso del partido, que serenó su ritmo. Sin embargo, entre líneas seguía faltando la chispa. Jesé, decisivo tantas veces esta temporada en el Castilla, no rascó bola hasta la media hora de encuentro.

¡Y bendita la que rascó! De nuevo, Deulofeu percutió por la esquina derecha del área y se llevó a dos defensores. Inteligente, se la dio a Jesé, que esperaba en la frontal. Pudo probar un disparo lejano pero, merced a su potencia física, practicó un eslalon explosivo que dejó en el suelo hasta a tres rivales. Y ante la salida de Kapino, el guardameta griego, le batió con un certero zapatazo a apenas tres metros de la portería.

Grecia asumió que debía desperezarse para buscar el empate. Sin capacidad para aguantar la posesión, quiso cortar la salida española desde el mismo portero, Arrizabalaga. Pero, tras un par de buenos ataques helenos, fueron los de Lopetegui los que allanaron aún más el camino gracias a un gol de Derik Osede a la salida de un córner. El central del Castilla recibió un balón, cabeceado desde el segundo palo, que sólo tuvo que empujar en el área pequeña. Con dos de ventaja al descanso, el sufrimiento inicial parecía un mal sueño.

Con la reanudación, España ralentizó tanto el ritmo que empezó a faltar fluidez y aparecieron las imprecisiones. Los griegos, con más físico, supieron aprovecharse y empezaron a acumular hombres en terreno contrario. Metro a metro, la Rojita fue replegándose en su área y las ocasiones helenas se multiplicaron.

Avisó Diamantakos en el minuto 64. Una internada por la banda izquierda griega desembocó en un pase de la muerte en el área pequeña que el delantero remató de espuela y mandó al lateral de la red. Pero el acoso heleno continuó y, apenas dos ataques después, era el propio Diamantakos quien resolvía en el área un balón suelto rechazado por la defensa, batiendo por bajo a Arrizabalaga.

Minutos antes habían entrado Alcácer por Jesé y Campaña por Oliver. Con los nervios en flor, a España le costó otros diez retomar la idea original. Y, durante ese tiempo, el de peor juego ibérico, los helenos rozaron el empate con más empuje que acierto. Muy incisivos por las bandas, con Grimaldo y Manquillo acusando el cansancio, conseguían hilvanar en tres cuartos con gran facilidad.

Sin embargo, el entramado defensivo planteado por Lopetegui consiguió aguantar gracias a las ayudas de los centrocampistas. Incluido Juanmi, que retrasó su posición con la entrada de Alcácer y consiguió dar salida al balón de manera ordenada, esperando a que el bloque avanzase metros.

Lopetegui se removía en su asiento. A pesar de todo, Grecia pisaba área con demasiada facilidad y los suyos no eran capaces de domar un partido que llegó completamente loco a los instantes finales. Y, al fin, tras cuatro agónicos minutos de descuento, el técnico pudo respirar. España ganó sufriendo, pero ganó. Como los campeones.