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GRUPO B | DINAMARCA 1-ALEMANIA 2

Bender evita la taquicardia

Löw metió a Bender como lateral para cubrir la baja de Boateng y el del Leverkusen marcó el gol que evitó males mayores para Alemania. Dinamarca queda eliminada con la cabeza alta.

Actualizado a
El del Leverkusen marcó el gol que evitó problemas a Alemania.
El del Leverkusen marcó el gol que evitó problemas a Alemania.JEFF PACHOUDAFP

Se cumplió la apuesta de consenso en el grupo de la muerte: Alemania es primera y Dinamarca hace las maletas. Era la previsión de menos riesgo, uno favorito y otro Cenicienta con Portugal y Holanda, a la postre un petardo, como incógnitas. Dinamarca se va y puede hacerlo con la cabeza alta, derrotada pero no rendida. Alemania pasa con tres victorias y aroma a equipo retumbante. Sí, y sin embargo…

Sin embargo un partido casi siempre bajo control escondía trampa para Alemania. Con menos de 20 minutos por jugar y con 1-1 en su partido, el segundo gol de Cristiano dejaba el cataclismo alemán a tiro de un gol danés. Así fue durante unos minutos en los que Bendtner remató mal ante Neuer por un grueso agarrón de Badstuber que no vio Velasco Carballo. El fútbol es caprichoso y esa jugada, con menos de un cuarto de hora por jugar, pudo castigar o como mínimo comprometer sobremanera a una Alemania muy superior pero demasiado suficiente en el segundo tiempo. Llegó el 2-1, cualquier cosa menos injusto y con moraleja: lo marcó Bender, un centrocampista al que Löw retrasó al lateral para cubrir la baja de Boateng. Sólo un cambio, y obligado, con respecto al equipo ideal, y un movimiento cargado de personalidad de un entrenador que responde con fútbol a cualquier cuestión. Un centrocampista para dar salida de balón desde el lateral, Bender se incorporó por la derecha para remachar el gol decidió definitivamente un grupo que confirma a Alemania, aúpa a Portugal y retrata a Holanda.

Dinamarca se va con el orgullo intacto. En un grupo aterrador ha competido con todos de igual a igual, no se ha rendido nunca y tuvo el pase a mano ante Portugal y no tan lejos ante el ogro alemán. Sin talento ni juego para ser la ‘Dinamita Roja’ del pasado es un bloque que nunca se descompone. Al gol alemán respondió con el empate de Khron-Dehli a la salida de un córner. Uno de los pocos ramalazos vikingos de un equipo cuyo pecado fue no ir a tumba abierta en el segundo tiempo, todavía a un gol de la gloria. Morten Olsen, cualquier cosa menos un entrenador cobarde, sencillamente no tiene mimbres, esta vez sin Rommedahl, con Zimling bajo mínimos y con el frío gélido de Eriksen, que no ha enseñado en este campeonato nada de lo que mucho que promete en el Ajax.

Alemania ganó por inercia, con un buen primer tiempo y un funcionarial segundo. Es un equipo con físico, fútbol y una confianza a prueba de bombas. Un estiló jugón y el orgullo de la vieja mannschaft. Löw sigue perfeccionando la fórmula y el bloque es cada vez más bloque, mejor que hace un par de años en la presión y la recuperación en campo rival. Cómoda con balón y sin él, Alemania vivió de destellos de Özil y Lahm y de un partido muy intenso de Müller y Khedira, una mutación con respecto al jugador que provoca indiferencia en el Real Madrid. Más fino, con más autoestima y sobre todo más cerca del área, sus llegadas alborotaron el comienzo del partido, un tramo puramente alemán hasta el gol de Podolski en un remate franco y seco marca de la casa.

El partido rompió el sueño de Dinamarca, tangible cuando ganó a Holanda o antes de dejarse rematar por Portugal, y confirmó las aspiraciones de Alemania, que como España tiene una jerarquía que le distingue de otras aspirantes, Francia o desde ahora la propia Portugal. Tiene historia, dureza competitiva y estilo, la impronta de un Löw exquisito en cuyas alternativas siempre gobierna una palabra: fútbol. Esta vez se inventó a Bender de lateral y éste le dio la victoria. Las cosas casi nunca suceden por casualidad: sobresaliente en filosofía.