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GRUPO D | UCRANIA 0 - FRANCIA 2

Francia presenta candidatura

El equipo de Blanc, más ofensivo que ante Inglaterra, somete a una Ucrania que plantó batalla en el primer tiempo. Benzema, enorme, asistió a los autores de los dos goles: Menez y Cabaye.

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Jeremy Menez celebra 1-0 con Karim Benzema tras marcar el gol durante el partido de primera fase del Grupo D de la Eurocopa 2012 entre Francia y Ucrania disputado en Donetsk.
Jeremy Menez celebra 1-0 con Karim Benzema tras marcar el gol durante el partido de primera fase del Grupo D de la Eurocopa 2012 entre Francia y Ucrania disputado en Donetsk.RUNGROJ YONGRITEFE

Francia e Inglaterra, quizá como España e Italia, se respetaron mucho en el estreno y filtraron un empate que siempre es un resultado mentiroso en este formato de competición: muy bueno si ganas el segundo partido, aterrador si lo pierdes. Las conclusiones, a veces precipitadas tras el debut de cada equipo en un gran torneo, toman cuerpo cuando se han jugado dos partidos y todos son más o menos conscientes de su destino: dentro o fuera, cerca de la clasificación o casi eliminados. El partido ante Ucrania fue todo eso para Francia: el posicionamiento de cara a la segunda fase, el golpe encima de la mesa del penúltimo candidato de consenso. Francia debutó ante Inglaterra pero se presentó verdaderamente en la Eurocopa 2012 en el segundo partido, mucho más que bisagra, ante Ucrania.

Lo mejor seguramente fue la apuesta de Blanc, que quitó corsés a un equipo más dinámico y más ofensivo en un día en el que tenía coartada para abrocharse todas las cremalleras: un Donbass Arena inflamado y una Ucrania salvaje, movida por el bautismo de fe que le supuso el triunfo ante Suecia. Todo eso y el riesgo de una derrota que le mandara a la cuneta llevaron a Blanc a fiarse más que nunca de su ideario. Aroma a buen entrenador: contra las dudas, fútbol; frente al miedo, talento.

Y Francia, con fútbol y talento, asaltó el Donbass. Y juro que durante muchos minutos el reto pareció mayúsculo. Sólo al final el equipo galo jugó cuesta abajo y las diferencias reales se hicieron también palpables. Y lo hizo tras un parón obligado por la tormenta perfecta, que descargó rayos y truenos sobre Donestk a los cinco minutos de partido, justo después de que el himno ucraniano retumbara bajo la lluvia, rugiente la grada y mano al pecho los de amarillo, once tipos que no juegan para ser buenos futbolistas sino para erigirse en héroes de una nación. Y eso les hace orgullosos, furiosos y terriblemente peligrosos al amparo de una afición que emitió oleadas de decibelios que disparan la adrenalina y rejuvenecen a Shevchenko, destellos del terremoto que una vez fue. Todos, Ucrania y la grada, firmaron finalmente la capitulación ante la jerarquía francesa. Cayó Ucrania y pareció que caían su costa, sus eternos campos de trigo y sus salvajes riscos en los Cárpatos. Ese fue el gran mérito de Francia.

Del empate ante Francia desaparecieron Evra y Malouda y entraron Clichy y Menez, un puñal que cargó por la derecha y mezcló a las mil maravillas con las joyas de la corona: Ribery y Benzema. El extremo anda fino, de físico y musas, y el delantero del Real Madrid firmó un partido estruendoso, presente en casi todo lo mejor que hizo su equipo mientras el partido estuvo vivo. En caídas a las bandas, en la zona del ‘9’ y escondido en el rincón del media punta en la segunda parte. Todo talento y confianza, Benzema sobrevoló los cinco minutos que decidieron el partido al poco de arrancar la segunda parte. Primero asistió a Menez en un ataque de libro que empezó en la izquierda y acabó a la derecha y después recibió, giró el cuerpo y el juego y filtró entre líneas un pase perfecto a la incorporación de Cabaye, que selló el triunfo. Después apareció el talento de Nasri, hasta entonces discontinuo, y Francia cogió el balón y tejió una telaraña de combinaciones que apagó cualquier llama de rebelión de Ucrania.

Esta Francia es vertiginosa de centro del campo en adelante. Arropada por Cabaye y Diarra -y con la opción M’Vila- y seda, velocidad y dinamita de tres cuartos en adelante. Blanc tiene estilo y mimbres y Francia sugirió que tiene un pico de nivel que puede mirar a la cara a las que marcan el ritmo en la Eurocopa, España y Alemania. Queda la última prueba, Suecia, en la última jornada, capital ahora para una Ucrania que vivió en la primera parte de su corazón inflamado, de las paradas de Pyatov y de las contras silvestres que articula un centro del campo muy elástico y las carreras de Shevchenko, un lobo al servicio de la idea de Blokhin. Conviene no descartar a Ucrania ante el duelo final con Inglaterra y conviene, sobre todo, que aquellos que quieran ganar este campeonato vigilen con el rabillo del ojo a esta nueva Francia de Blanc. Ahora sí, candidata.