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GRUPO D | UCRANIA-SUECIA

Shevchenko, el héroe de la revolución amarilla de Ucrania

Sheva, titular contra pronóstico a sus 35 años, levantó un partido que Ibrahimovic, estupendo también, había puesto en ventaja para Suecia. Kiev lo celebró como una fiesta.

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Shevchenko celebra el gol de la victoria.
Shevchenko celebra el gol de la victoria.SERGEI SUPINSKYAFP

Sólo el fútbol cierra círculos tan maravillosos. Andrei Shevchenko, 35 años, ha sido el embajador de Ucrania en el fútbol, y en el mundo, desde hace tres lustros, cuando empezó a haber noticias de él en un Dynamo de Kiev terrible que aterrorizó a Real Madrid y Barcelona en la Champions. Todos los pronósticos daban por hecho que Sheva sería suplente en la Eurocopa, que su presencia era más un símbolo que un peligro para los rivales. Todos menos Oleg Blokhin, seleccionador pero sobre todo antecesor de Shevchenko en los libros de historia del fútbol ucraniano. Blokhin sabía que era una cuestión de honor que Sheva jugase el partido inaugural de la Eurocopa de un país por el que tanto había hecho.

Pero lo que también sabía Blokhin es que el ojito derecho tantos años de Silvio Berlusconi y Roman Abramovich ha preparado la Eurocopa a conciencia. Shevchenko, astuto, volteó el Ucrania-Suecia con dos cabezazos que dejaron sin valor el 0-1 de Ibrahimovic, capitán por primera vez de Suecia en una gran cita. Zlatan ha escogido incluso su posición, enlace en lugar de matador como toda la vida. Estuvo a la altura de estrella mundial que es. No pudo hacer más. Tampoco Suecia, que posiblemente mereció mejor suerte pero tuvo siete minutos fatales que le arruinaron el debut. Shevchenko, el héroe nacional, ya es el abanderado de la revolución amarilla (que no naranja, que esto no es política) de la Eurocopa.

Kiev hirvió para cerrar la primera jornada de la Eurocopa. Con guión preparado, abrió Polonia y cerró Ucrania. Y dentro de la inmensidad de esos dos países todavía no ha habido conquistas de ninguna selección. Hay dudas, es una Eurocopa abierta y una trama abierta divierte. El Ucrania-Suecia llenó. Por tensión, buen ritmo e intensidad quizá ayudado por las bondades de la meteorología de esta Eurocopa. El equilibrio se extremó en la primera parte. Los dos equipos propusieron. Detrás de Shevchenko, titular contra todos los pronósticos, Blokhin colocó a Voronin y, abiertos a las bandas,a Yarmolenko y Konoplyanka, promesa del Dnipro que parece camino de quedarse en eso. Los dos a banda cambiada en esta moda de estos días que premia el juego de regate y tiro en castigo del asistente de toda la vida.

La novedad táctica de Suecia fue Ibrahimovic, retrasado en beneficio de Rosenberg. O mejor, en beneficio personal. Porque no es una decisión unilateral de Hamren, el seleccionador, sino que cuenta con el consenso de Zlatan, más maduro y por primera vez capitán en una gran cita. Pero la elección también genera debate porque Ibra quiere estar más en contacto con el balón y habilita bien a sus compañeros, pero seguramente pierda su mejor tesoro, su capacidad de desestabilización: el terror que siembra en los centrales. Aun así, el ex del Barcelona, un jugador mayúsculo, hizo lo mejor de la primera parte de Suecia. Un centro que rechazó Pyatov y un cabezazo al larguero. Pronto demostraría que su posición, la auténtica, es la que le ha dado fama y dinero, su sueño cuando empezaba a dar patadas en el barrio de Rosengard, en Malmoe: delantero. Ucrania, algo más tibia en ataque, se acercó al gol en dos disparos fuera de Konoplyanka y Shevchenko y otro de Yarmolenko que rechazó Isaksson.

La locura llegó en diez minutos de la segunda parte. Con Selin en el suelo, Ibrahimovic aprovechó una sucesión de errores de la defensa de Ucrania y aprovechó un pase de Kallstrom. Llegó entonces el huracán Shevchenko. Primero se benefició un preciso centro de Yarmolenko. Y luego se anticipó a Ibrahimovic en un córner. Fue la foto del partido. El 2-1 incendió el estadio olímpico, que se vino abajo cuando Blokhin sustituyó al soldado Sheva. La selección de Ucrania defendió casi como su país, apasionado, nacionalista, la victoria. Elmander casi lo arruina en el minuto 89 después de una pared maravillosa con Ibrahimovic, definitivamente un jugador superior. Pero no llegó. Tampoco en un remate de Mellberg en el 92. Fue una fiesta nacional.