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Grupo C | Irlanda 1 - Croacia 3

Croacia retrata a Irlanda

Dos goles de cabeza de Mandzukic y otro de Jelavic permitieron a Croacia ganar a Irlanda, que sólo resistió media hora. St. Ledger marcó para los irlandeses. Los eslavos lideran el grupo.

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Croacia retrata a Irlanda

El catenaccio verde duró 120 segundos. Los que Croacia tardó en rentabilizar la fragilidad defensiva de la entusiasta y mojigata Irlanda. Al anochecer Poznan parecía Limerick. Frío, lluvia incesante y grada teñida de verde. En Irlanda, decente y católica, su once usaba los dorsales habilitados a tal efecto, del 1 al 11. Respetando las tradiciones. Por eso su primera jugada concluyó con un centro del portero al área rival desde 70 metros.

Croacia exhibía esa camiseta ajedrezada que insinúa talento. Quizás por eso su primera jugada terminó en gol. Un cabezazo de Mandzukic con más neuronas que cervicales.

Irlanda ha labrado su historia con tesón, dignidad y esperanza, la del verde de su camiseta. Croacia con talento y una anarquía imprevisible. Y sobre el césped son fieles a su esencia. La opacidad de Whelan y Andrews hipotecaba a sus extremos y terminaban centrando a la olla. Entonces el entusiasmo del hosco St. Ledger retrató la indolencia croata rematando a la red en el segundo palo. Empate. Irlanda, que sumaba 14 partidos invicta, celebraba cada pelotazo. Croacia esperaba agazapada sacar otro zarpazo, consciente de su superioridad. Los dos estaban cómodos, el balón no tanto al no haber noticias de los violinistas, denostados por Trapattoni. Ni Modric ni McGeady ni Keane ni Rakitic (en su versión sevillista). Un par de tiros lejanos probaron a Given y arrugaron a Irlanda. La pelota se mudó a pies croatas y en una jugada de rebote, Jelavic cazó el 1-2. Merecido.

Catenaccio de papel. Si el inicio del primer tiempo dejó frío a los irlandeses, el de la segunda los petrificó. Mandzukic, de nuevo de cabeza, remataba un balón al palo que golpeaba en Given antes de entrar. La Irlanda de Trapattoni desplegó un catenaccio de papel que los croatas desmontaron a cabezazos.

Entonces Trapattoni realizó cambios significativos. Retiró a Doyle, voluntarioso 9 al que no se le adivina velocidad, técnica ni gol, y a McGeady, el enfant terrible de Irlanda. Juega en el Spartak, lo que le presupone cierto pedigrí en esta primaria Irlanda. Pero McGeady, del que Roy Keane dijo: "Nunca jugaría en mi equipo", no se habla con la prensa y tiene pocos amigos, se borró anoche.

Los croatas, por su parte, se dedicaron a sestear con la pelota mientras los minutos pasaban y pasaban y su afición bramaba. El partido apenas arroja un par de conclusiones útiles para España. Primera, por inmediatez, Irlanda es de cristal de bohemia. Su catenaccio es endeble y tiene terribles problemas con el balón. Segunda, Croacia es afilada en los metros finales y va de cine arriba, pero pierde la cobertura con facilidad y eso hay que aprovecharlo. Croacia despertó a Irlanda del sueño.