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Liga BBVA | Rayo Vallecano 0 - Barcelona 7

Alivio de luto en Vallecas

Ni un síntoma de depresión en un Barça que aplazó el alirón blanco. Messi, dos goles, atrapó a Ronaldo. Goleada de sistema y no de individualidades.

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<b>FELICIDAD. </b>Messi, Keita y Pedro celebran el tercer gol del Barcelona en Vallecas. El partido estaba encarrilado y la celebración del Madrid, aplazada.
FELICIDAD. Messi, Keita y Pedro celebran el tercer gol del Barcelona en Vallecas. El partido estaba encarrilado y la celebración del Madrid, aplazada.

Si de algo puede estar orgulloso Pep Guardiola, más allá de los títulos que ha dado al Barcelona, es de que la institución, como demostró ayer en Vallecas, se ha consolidado más allá de los resultados coyunturales. Sólo así puede entenderse la exhibición de vergüenza torera de un equipo que salió a un campo tan complicado como es el del Rayo a demostrar que el modelo perdura y perdurará. Más allá de que en una semana se haya perdido la Liga, se haya escurrido la Champions y de que Guardiola diga "hasta aquí hemos llegado", el 0-7 de Vallecas es un alivio de luto para una semana terrible y una invitación a seguir caminando, una señal de que el camino, aunque ahora haga subida, es el bueno. Y si a eso le sumamos la voracidad de Messi, que ayer demostró que no piensa dejar tranquilo a Cristiano Ronaldo en su lucha por la Bota de Oro y que Puyol dio una lección de honestidad a los atolondrados Thiago y Alves cuando celebraron ridículamente el quinto gol blaugrana, no cabe más que mirar al futuro con optimismo y resolver que a Tito Vilanova le ha tocado la lotería. Cuántos quisieran tener la oportunidad de entrenar a este equipo. Eso sí, la Liga seguiría existiendo aunque esto fuera de otra forma.

Con Guardiola enfilando la puerta de salida y sin Valdés, Alves, Piqué, Xavi Iniesta ni Villa, los barcelonistas siguieron siendo el equipazo reconocible de sus mejores días. Jugaron bien, jugaron bonito y masacraron al rival desde la pelota. Y cuando dos tarambanas como Thiago y Alves se equivocaron, el referente del equipo, Puyol, no dudó en afearles la conducta. No sólo por el luto, sino por el respeto que merece el contrario y su magnífica afición.

Era fácil que después del Cafarnaúm que se ha vivido esta semana en el Camp Nou, los jugadores tuvieran la cabeza en otro sitio y se dejaran ir. No fue el caso, eso pertenece a un Barça de antes de Guardiola. Ya dijo Pep el día que comunicó que se marchaba que "los jugadores se han entrenado como bestias". Ayer se demostró que se juega como ese entrena y desde Pinto, que empezó a coger rodaje de cara a la final de Copa (al tiempo que le asegura el quinto Zamora a Valdés) hasta Pedro, que volvió a ser el Pedrito de siempre, lo dieron todo. Ni un síntoma de depresión. Capítulo aparte merece Messi, que regresó en plenitud de facultades. Este chico no encadena tres partidos regulares.

Efectividad. Por recuperar, hasta recuperó el Barça la efectividad de cara a portería que tan cara ha pagado en estas últimas jornadas. Las primeras tres ocasiones del Barça acabaron en la red de Cobeño. La delantera Pedro, Alexis y Messi, tan añorada hace una semana, fue un trueno inabastable para un Rayo Vallecano que nunca quiso especular, que fue valiente, que dio la cara y se la partieron siete veces.

El ritmo de acierto de cara a la portería rival no decayó en la segunda parte, y eso que el partido estaba absolutamente decidido y ya estaban desmontando las vallas de La Cibeles. El Barça recuperó el instinto asesino y siguió por el mismo camino hasta un 0-7 final que demuestra que se pueden perder discusiones, pero no la razón.