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RAYO 0 - BARCELONA 7 | LIGA BBVA

Un 'siete' para devolver la sonrisa

Goleada en Vallecas de un Barcelona que reservó jugadores. Marcaron Pedro (2), Keita, Alexis, Thiago y Messi (2). El argentino iguala a Cristiano Ronaldo como máximo goleador con 43.

DAVID F. SANCHIDRIÁN
Actualizado a
Un 'siete' para devolver la sonrisa

El Barcelona alivió las tensiones a su manera, con su sello de excelencia. Jugando al fútbol de siempre con la intensidad de antes. Esa fue la terapia del equipo azulgrana para liberarse de la semana más convulsa de la era Guardiola. Se instaura de nuevo la tranquilidad y a la vez se aplaza el alirón del Real Madrid gracias a la circulación que identifica al Barcelona y la movilidad de toda la gente de ataque. Tras uno primeros minutos de tanteo, en los que el Rayo Vallecano quiso sorprender con una presión asfixiante, el Barcelona se hizo dueño y señor del partido gracias al buen trabajo en el centro, la velocidad a la hora de mover el balón y el ofrecimiento continuo de la línea de ataque.

Como suele ser habitual en estas goleadas, la figura de Messi emergió por encima de todas. El argentino, con un doblete, iguala a Cristiano Ronaldo en la tabla de goleadores. Pero especial valor tiene el partido de Pedro, que se reencontró con la portería con otros dos goles, y la organización de Keita. Hasta hubo tiempo para la reaparición de Afellay tras su larga lesión. Mientras el Barça sonríe, el Rayo levanta las orejas. A falta de tres jornadas para el final de Liga, los de Sandoval están seis puntos por encima del descenso y la fuerza de los de abajo parece incrementarse según se agota el campeonato.

Vallecas iba a ser el termómetro de un Barcelona emocionalmente tocado tras perder la Liga contra el Real Madrid y hundido después de la eliminación en Champions y el adiós de Guardiola. El mejor y único antidepresivo a la fatídica semana resultó ser la designación de Tito Vilanova como próximo entrenador. Pero hasta que herede el despacho de Pep, el Barça, a la espera de la final de Copa del Rey, sólo le queda remar hasta la extremaunción para prolongar lo máximo el alirón del Real Madrid.

El primero encuentro de la cuenta atrás se iba a disputar a escasos cinco kilómetros de una Cibeles impaciente. Fastidiar los planes de la 'diosa' madridista no iba se antojaba fácil ya que el Rayo Vallecano necesitaba dar carpetazo a la Liga porque se avecinan las jornadas de calculadora y los de atrás aprietan. Sandoval olió a pólvora y lejos de salir huyendo, decidió ir de frente con Raúl Tamudo, a la espera de otro 'Tamudazo'. En el Barcelona sí hubo sorpresas. Pinto, Montoya y Thiago dejaron en el banco a Valdés, Alves e Iniesta. El cambio en la puerta era entendible: Pinto puede foguearse hasta la final de Copa y encima Valdés tiene a tiro el premio Zamora. Para las tertulias dejaremos el caso de Alves...

El natural empuje del estadio de Vallecas y la presión de la línea más adelantada del equipo dificultó la salida del balón del Barcelona en los primeros instantes de partido. Esa agresividad franjirroja se transmitió a las piernas de Pinto, que con un mal despeje pudo poner en bandeja el primer gol rayista.

Las mentes del equipo azulgrana se aireaban cuando conseguían sobrepasar la primera línea de fuego rayista. Por mucho que Movilla y Trashorras se desfondaran en la medular, la calidad del Barcelona acaba pesando más. Y de un desafío en la zona de máquinas se fraguó el primer tanto un azulgrana. Después sólo fue cuestión de dar velocidad y de ser generoso. Alexis atrapó el esférico en el balcón del área, abrió para Pedro y éste, en un acto de generosidad absoluta, dejó el balón en bandeja para que Messi sólo tuviera que empujarla.

Quince minutos aguantó el Rayo Vallecano. La avería partió al equipo en dos. Desaparecieron Michu, Lass y Diego Costa porque su centro del campo bastante tenía con levantar muros de contención ante los toqueteos de su rival. Nada nuevo en el Barcelona, si no fuera porque esta noche, a diferencia de los últimos partidos, se veía más velocidad de transición y movilidad de los futbolistas. Ese juego desarboló por completo el orden del Rayo y sentenció el partido antes del descanso con dos goles más. El primero de ellos vino también de la zona central: Puyol recuperó, Keita metió un pase en profundidad y Alexis resolvió el mano con la ayuda de Rober, que desvió lo suficiente el balón. Para más desgracia, el lateral se rompió al chocar contra el palo y dio opción al canterano Aitor Nuñez. El segundo fue otro de los que Messi debe guardar en su amplia videoteca: atrapó el balón desde el costado diestro, puso dirección al centro dejando literalmente por los suelos a Aitor y Trashorras y adivinó, con caño incluido a Arribas, la llegada de Keita desde atrás.

El Barça no levanta el pie del acelerador

A falta de 45 minutos para el final, el Barcelona ya había boicoteado el alirón madridista a base de buen fútbol, del que le ha catapultado a la gloria en los últimos años. El Rayo Vallecano sólo pudo poner algo de peligro con las faltas de Trashorras.

El Barcelona se sentía tan cómodo que pareció sobrarle hasta los minutos de descanso. A los pocos segundos de la reanudación asestaron un nuevo golpe, la culminación a la gran noche del tridente Keita-Messi-Pedro. Los dos primeros ya tachaban las casillas de goles y asistencias, mientras que al canario aún le faltaba ver puerta. La generosidad en el primer tanto tuvo su recompensa y Pedro amplió la renta azulgrana al aprovechar un disparo de Messi al larguero.

El Barcelona decidió aburrir al Rayo Vallecano con posesiones largas, a la espera de seguir engordando el saco. Nada enturbió la noche azulgrana. Incluso hubo tiempo para ver reaparecer a Afellay tras la lesión de rodilla a principios de temporada. Con el holandés ya en el campo, el Barcelona sumó tres goles más. Thiago selló la manita tras un centro de Alves, y Leo Messi y Pedro añadieron más tantos a su cuenta particular. El equipo de Sandoval intentó poner color al marcador pero hasta Pinto parecía inspirado en la noche en la que el barcelonismo volvió a sonreír.