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Liga BBVA | Real Madrid

Jaime Amaro, la saga de los Amancio continúa...

El nieto de El Brujo, de siete años, deslumbra en el Canillas

Actualizado a
Jaime Amaro, la saga de los Amancio continúa...
javier gandul

Amancio Amaro (La Coruña, 17 de octubre de 1939) aparece cada tarde en las coquetas instalaciones del C.D. Canillas, en el barrio de Hortaleza. Un club ejemplar en el trato con la cantera, que maneja en sus equipos a más de 700 niños entre todas sus categorías (este verano hará dos Campus, uno en Madrid y otro en Cervo, Lugo).

Amancio, a sus 72 años bien llevados, aparece por allí para ver a su nieto. El Brujo ha recuperado la ilusión de un padre cuando contempla al niño, Jaime Amaro. Una joya de siete añitos (agosto de 2004) que deslumbra en el Prebenjamín A. "Lo primordial no es que juegue bien, sino que le guste jugar. Yo le digo: disfruta y pásalo bien. Tiene cosas, es verdad. Técnicamente va muy bien para ser tan pequeño".

Óscar Amaro, hijo de Amancio y padre del niño, lleva una agencia de futbolistas (Fútbol Gestión): "Mi padre quería que siguiese sus pasos y llegué a jugar en el Juvenil B con Fleitas de entrenador, junto a Sanchís". "Pero le gustaba más la música y para jugar a las nueve de la mañana había que madrugar...", irrumpe la leyenda blanca con ese humor gallego que le convierte en una persona especial y entrañable. Óscar Amaro nos cuenta cómo empezó su niño: "Fue él. Le dimos la opción del tenis y el golf, pero él vive y duerme sólo pensando en fútbol". Amancio, al que se le iluminan los ojos cuando habla de su nieto, tercia: "El chaval me recuerda a mí en el carácter. Es de pocas palabras. No se va a agrandar por ser quien es".

Amancio le define como jugador: "Zurdo. Rapidito. Gran coordinación. Visión de juego muy avanzada para su edad. Defensa no va a ser... De mediocampo para arriba. Con libertad. Eso que ahora llaman mediapunta. Me agradan sus condiciones. En verano he trabajado con él y practicamos el engaño, el regate, el amago, hasta las ruletas". "Tiene cosas que me gustan, pero soy su abuelo y es mejor no hablar más. Queda mucho camino y lo mismo con 14 años se aburre y cambia. Anda Roncero, apaga ya la grabadora, que me da cosa...".